Susurros en Sachsenhausen



A Saoirse, bibliotecaria a tiempo parcial y escritora de pies a cabeza, le gustaría cambiar el mundo y es tan inteligente como para saber que es imposible. Por eso, en cada ápice de su persona, verás un signo de reivindicación que la hacen ser el cambio que le gustaría ver en el mundo. Lleva palestinos decorando su pecho, botas rosas de estilo militar, el pelo blanco como la nieve y es tan capaz de leer entre líneas como de comunicarse del mismo modo.

Saoirse es sentimiento, intimismo, sensibilidad, espiritualidad y poesía. Es muy consciente de que conocer pasado es lo único que puede hacer libre a la humanidad para no caer en viejos horrores, por eso como escritora siente la necesidad de transmitir, desde su punto de vista y a través de su vivencia, lo ocurrido en Sachsenhausen. Nadie como ella podría describirnos con mayor exactitud las instalaciones de un campo de concentración Nazi en el que ni los siglos han conseguido borrar los susurros del pasado.

Junto a ella pasearemos por los rincones más oscuros de la humanidad. Rincones del insconsciente colectivo que aún nos martirizan y nos hacen sentir culpables por la facilidad con la que gente tan similar a nosotros cayó en ello. Nos dejaremos absorber por las imágenes que describe en sus fotografías y se nos erizará la piel ante historias tan brutales como las que cuenta su guía.

Pero a pesar de los horrores, Rebeca ha sabido cómo hacernos llegar toda la información sin perder un ápice de la prosa poética a la que nos tiene acostumbrados. Al igual que Saoirse habría deseado, los susurros no llegan al lector como una simple narración, nos hace ver, nos hace palpar, nos hace oír, nos hace sentir... Y todo eso en una corta extensión que te hará pensar en esta historia como un suspiro. Algo, desde mi punto de vista, muy adecuado, pues el mensaje de Rebeca y el de su protagonista no impactarían lo mismo de haberse extendido más en el tiempo.

Esta no es la primera novela que leo de la autora, en Sangre Rebelde (ver reseña) ya demostró que tenía una personalidad en la pluma que la iban a hacer diferente al resto. Rebeca no narra, Rebeca se entrega y te regala un pedacito de sí misma en cada fragmento. Eso es algo que se nota y que resulta casi adictivo. Personalmente no podría sentirme más orgullosa de haber formado parte de esas personas que la animaron a salir a la luz con todas sus armas, porque sé que, pasito a pasito, dará mucho que hablar. Ella es diferente y te lo demostrará en esta historia de denuncia social tan dura como suave, dulce y encantadora; porque eso es lo que ella hace. Tocarnos el alma. 
Déjate llevar por ella, no te arrepentirás de la experiencia. Deja que esta hermosa joven te descubra el miedo de la forma más amable posible. Deja que remueva tu conciencia para volver a conectar con tu alma. Recuerda tu propio pasado, el de tus abuelos, el de tus bisabuelos y déjate atrapar por el pavor al comprobar que no hace mucho tiempo, en tu misma ciudad, se vivió algo tan cercano que aún se esfuerzan por hacerte olvidar.




4 comentarios:

  1. " los susurros no llegan al lector como una simple narración, nos hace ver, nos hace palpar, nos hace oír, nos hace sentir..." amén, hermana. Doy fe de que es cierto ;)
    un abrazo enorme :)

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    1. Gracias por apoyar la reseña, porque así a los lectores les será muy difícil dudar de mi :)
      Un abrazo enorme ^^

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  2. Muchísimas gracias, Carmen! Por esta preciosa reseña! Me has hecho llorar, me has erizado la piel en escalofríos! Indescriptible lo que he sentido al leer! Mil gracias, de verdad!
    Y gracias a Mara por estar siempre ahí!! Amores míos!!
    Un abrazo muy grande!

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    1. A ti, por esta novela maravillosa. Por haber tenido el valor de contarlo de una forma tan personal. Besos ^^

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