¡Salpicados! Capítulo 20


Capítulo 20

Nunca pensó que podría estar tan agotada tras seis horas en una ludoteca. Ni siquiera había cumplido con una jornada laboral completa, pero esos niños puestos de azúcar hasta las trancas podían acabar con cualquiera. Al llegar a casa, tras comprobar que estaba sola, llenó la bañera y soltó unas cuantas sales de baño. Necesitaba relajarse y ahora que Gabriel se había llevado a Melisa a dormir con su abuela podía hacerlo tranquilamente. Adoraba a esa niña, pero necesitaba disfrutar de un momento solo apto para adultos: Agua caliente con burbujas, música relajante y una copa de vino blanco entre velas.
Dejó que su espalda resbalase por la bañera hasta reposar la cabeza en la toalla que empezaba a empaparse, cerró los ojos dejándose llevar por la música y se sorprendió de su capacidad para tolerar los grados de más del agua. Su piel disfrutaba de aquellas altas temperaturas,  eso sí que era calidad de vida.
-¿Ciara? -dijo Gabriel al entrar en casa. ¡Mierda! Otra vez había olvidado cerrar la puerta del baño-. ¿Estás en casa? Tengo algo que contarte.
Gabriel avanzó por el pasillo y apartó la mirada de forma apurada cuando se la encontró dentro de la bañera. Entre tanta espuma no había nada de qué avergonzarse, pero la simple visión de sus hombros perlados de gotas humeantes le habían facilitado imaginarse el resto.
-¡Perdón! 
Su tono de voz apurado consiguió que Ciara se echase a reír, le resultaba adorable. Parecía un adolescente vergonzoso en lugar del hombre, padre de una niña, que realmente era.
-Gabriel, por favor... Aquí no hay nada que no hayas visto antes -dijo ella sacando los brazos de la bañera de forma teatral-. ¿Qué es eso que tienes que contarme?
El chico se apoyó el marco de la puerta lleno de inseguridad, era incapaz de mantenerle la mirada más de dos segundos.
-A la profesora de Ciara le encantó lo que les contaste a los niños, también me dijo que se notaba que habías ayudado a Laura... -A Caira se le escapó la risa al recordar el guion que hicieron juntas-. Me dijo que Melisa había pegado un cambio bien grande desde que formas parte de su vida, cree que eres una buena influencia.
-Sí, los profesores se me dan bastante bien -bromeó ella.
-Me estuvo preguntando por tu formación, quería saber dónde habías estudiado.
-¿Y eso?
Gabriel se encogió de hombros.
-Su marido es el director de ese famoso colegio privado del centro. Ya sabes ese que tiene un escudo de un libro y una flecha... -Ciara asintió con vehemencia-. Pues quiere que le lleves su curriculum, que ella misma va a recomendarte.
-¡¿Qué?! -Ciara se incorporó emocionada y él agachó la cabeza, ocultando una sonrisa, en cuanto observó inicio de sus pechos. Agarró la toalla que había sobre el retrete y se envolvió en ella antes de salir de la bañera. Sin siquiera haber secado un ápice, se lanzó sobre los brazos de Gabriel y le rodeó el cuello entre risas-. ¿Sabes lo que significa esta oportunidad? ¿Sabes lo que significa tener la posibilidad de trabajar ahí? 
-¿Mucho? -Gabriel estaba casi tan feliz como ella-. Bueno, estoy de acuerdo con la profe de Melisa, ya es hora de que enchufen a alguien que merezca la pena. Vas a ser la mejor maestra de ese colegio de pijos.
Hacía demasiado calor y ese baño era demasiado pequeño, tanto que entre sus cuerpos a penas había espacio para que existiese algo más que el vaho que se colaba por las esquinas. Estaban tan cerca que podían oler sus risas, estaban tan húmedos que las telas que les separaban empezaban a pegarse, estaban tan felices que ni siquiera el pudoroso de Gabriel pudo apartarse cuando Ciara le dio un beso.
El roce de esos labios carnosos y la reacción química al combinar sus salivas le pilló desprevenido. Hacía tiempo que no se le aceleraba el corazón de aquella manera y los dedos de Ciara, que acariciaban su nuca acercándole a ella, no ayudaban.
Cuando se separaron, Gabriel tropezó al escapar  de la traviesa sonrisa que iluminaba a Ciara. De no haber puesto tierra de por medio probablemente le habría arrancado ansioso esa toalla y no quería espantarla a estas alturas. Tenía que ser el caballero que nunca había sido. Ciara lo merecía.
-Esto hay que celebrarlo -dijo él sintiendo que era el beso, y no el resto, el motivo de la celebración-. ¿Te apetece salir a cenar por ahí?
Ella negó con la cabeza.
-Me apetece estar a solas contigo.
-Vale, entonces prepararé algo -Estaba demasiado nervioso, tal vez lo que ocurriese en la cocina no fuese más que un estropicio-. No, mejor bajaré a comprar algo preparado -prosiguió dándose la vuelta.
-Gabriel, relájate -le pidió ella extendiendo la mano hasta alcanzar la suya-. Prometo no morderte a menos que me lo pidas.
Tragó con dificultad cuando Ciara le quitó la camiseta, creyó perder el control de su cuerpo cuando le desabotonó los vaqueros y deslizó las manos por sus piernas. Esta chica era... Y él hacia demasiado tiempo que no... Estaba desentrenado. Ella dejó caer su toalla y se metió en la bañera lentamente, permitiendo que él observase su cuerpo sin pudor. Nunca se había acercado a una mujer como Ciara, con esa seguridad en sí misma que deseaba y envidiaba a partes iguales. Le daba miedo dejarse llevar y no estar a la altura de lo que ella esperaba de un hombre como él, pero eso no le impidió entrar en la bañera junto a ella.
-¡Oh....! -se quejó al quemar las zonas más sensibles de su anatomía-. Está muy caliente....
Ella se acercó a él, sonriendo, antes de llenarle el cuello de pequeños y húmedos besos. Jamás había sentido ese tipo de deseo por nadie, sentía ansias por devorarlo y no tardó en regresar a su boca. 
-No dejemos que esta vez se enfríe, Gabriel -susurró.
Y él no se sintió capaz de llevarle la contraria. A pesar del miedo que sentía a dejarse llevar por una mujer, no pudo evitar que el rostro de Ciara le embelesara. Estaba preciosa sin un rastro de maquillaje, no se resistió a acariciar sus labios con el dedo pulgar mientras ella seguía su rastro con su lengua. Cuando sus largas y suaves piernas le rodearon supo que no había vuelta atrás, Ciara le hacía enloquecer bajo el agua y él no era quién para negarse a sus cantos de sirena. 

5 comentarios:

  1. Que sepas que te leo siempre jaja
    Me he fijado en que te has equivocado en esta frase:

    -A la profesora de Ciara le encantó lo que les contaste a los niños, también me dijo que se notaba que habías ayudado a Laura... -A Caira se le escapó la risa al recordar el guion que hicieron juntas-.

    Al principio no es Ciara, sino Melisa y luego Ciara está mal escrito.
    Me está encantando esta historia. Besos.
    Cristina

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    1. XD ¡Menudo despiste! Mil gracias por fijarte, Cristina. De todas formas, esto es un borrador a penas trabajado para sacar la historia de mi cabeza cuanto antes, pero en las correcciones esto me viene genial. Un besote ^^

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    2. Me está encantando esta historia, la verdad, y siempre te leo los capítulos jaja
      De nada mujer, si es que a mi me pasa lo mismo. Pasa cuando no nos fijamos mucho. Un abrazo y un beso. Nos leemos,
      Cristina

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  2. Me ha encantado el capi!! Por fin estos dos se ponen las pilas :P

    Mil besos, preciosaaaa!!

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    1. Gracias, guapísima. ¿Qué sería de mí sin tus comentarios? Un millón de gracias por tu tiempo, por leerme y dejar tu huella :)

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Gracias por colaborar con tus palabras.