Brave

Disney y yo tenemos una relación especial, supongo que como la mayoría de niñas y niños de los ochentaytantos y noventaypocos a los que sus películas nos hacían soñar a lo grande. Crecimos con, más o menos, un estreno al año de una gran producción animada con la viajábamos a otros mundos y nos convertíamos en príncipes, princesas, brujas, animales ingeniosos... en un sin fin de aventuras. Sí, lo reconozco. Sigo disfrutando con las películas que distribuye (junto a Pixar, claro que sí) como cuando era una enana que iba por la vida cantando la banda sonora de La Sirenita. Y aquí me tenéis, más o menos sana psicológicamente, cantando las canciones de Brave.


La joven Mérida es una chica de armas tomar (como casi todas las princesas Disney, no me vengáis con cuentos, porque para independizarse con unos enanos o plantarle cara a Jafar hay que tenerlos bien puestos). Hija de los reyes que unificaron los cuatro clanes de la antigua Escocia, está destinada a casarse con el primogénito de una de las otras tres familias más importantes. Pero como era de esperar, a una chica adicta a la aventura, que disfruta cabalgando y lanzando flechas al sol poniente, le hace tanta gracia el aburrido título de princesa como cualquiera de sus pretendientes.

Ojalá estuviese en su mano cambiar su destino y no en el de su obstinada madre, ¿verdad?... Esperad.... Un momento.... Esto es Disney... ¿No os falta algo? ¡Claro que sí! Aquí también hay brujas. Esta vez una vieja ebanista con cierta mal sana obsesión con tallar osos, osos y más osos. Por suerte, cuando Mérida es arrastrada hasta ella al seguir los fuegos fatuos, aún recuerda algo de magia y puede ayudarla a cambiar la obstinación de su madre con un pequeño postre.

Mérida siente tantos deseos de salirse con la suya que no le presta demasiada atención a los efectos secundarios del postre y, bueno, digamos que su madre cambia de una forma radical. A partir de ese momento nos vemos inmersos en una aventura de superación en la que madre e hija aprenderán a apreciarse mutuamente como nunca antes lo habían hecho.

Una historia entretenida a rabiar. No hace falta ser un niño para disfrutarla en todos sus matices. Si no recuerdo mal, es una de las pocas veces que el amor de una pareja no lo salvará todo, pues el destino de los protagonistas depende de sus propias acciones. Al igual que en Nemo aquí no hay fórmulas mágicas que restauren lo perdido, hay una superación que termine o no con un final feliz cambiará radicalmente a todos los implicados.

Os animo a verla y disfrutar con los brotes humorísticos y el torrente de emociones a los que nos tienen acostumbrados y de los que algunos nunca, nunca, nos cansaremos.



3 comentarios:

  1. Genial pelicula!! Cuanta nostalgia me agarro al leerte, ahora quiero ver peliculas de disney

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  2. Me has picado el gusanillo! Oí hablar de ella por primera vez a Mai.

    Esta niña de pelo rojo mola, así que...habrá que hablar con el heavy ;-)

    Un abrazo guapísima y gracias por todo :-)))

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  3. Volareeee con el viento cabalgaré <3 adoré esta pelicula no veas que bien me lo pase pero hace siglos que no disfrutaba con una peli como Brave y más en Escocia <3 amoooor

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