Me vais a permitir que este mes de marzo haga una pequeña excepción en mi reto de leer un autor español al mes, pues en esta ocasión me he decantado por un libro que tenía parado en la estantería desde hace casi tres años y que, si bien no es un producto nacional, es fruto de un escritor que, como otros muchos, escribe en castellano desde el otro lado del Atlántico. Hoy me salto adapto mi reto para hablaros de Los crímenes de Oxford.
Título: Los crímenes de Oxford.
Autor: Guillermo Martinez
Editorial: Destino (Planeta)
ISBN: 9788423340033
Precio: Papel 17€
Recuerdo que después del boom de El Código Da Vinci, un montón de novelas de misterio y policiacas (relacionadas con misterios pertenecientes a creaciones más humanas que divinas), salieron a la palestra con mucho empuje. Supongo que es algo que pasa siempre, cuando un cierto tema se pone de moda novelas del estilo (anteriores o posteriores) encuentran su momento. Y eso lo que ocurrió con esta novela desde mi punto de vista. De hecho, me sorprendió comprobar que esta historia es casi más conocida por su adaptación cinematográfica (a manos de Alex de la Iglesia y con Frodo de protagonista, que no es poco) que por la novela en sí. Antes de que nadie se me eche encima, dejad que me explique.
El arugmento es, a pesar de lo que pueda parecer, bastante sencillo. Un recién licenciado en matemáticas argentino viaja a Oxford con una beca de doctorado que le permitirá trabajar codo a codo con las figuras más grandes del mundo matemático. Desde un principio se relaciona con gente muy afín a su mundo, incluso su casera (veterana de la Segunda Guerra Mundial) era toda una experta descrifrando códigos para el ejército. Como es lógico a él le encanta esta nueva aventura que le brinda la vida, así que no tarda en adaptarse (el clima y las costumbres inglesas, son tema aparte) con su nuevo círculo de amigos de tennis y demás entretenimientos. Todo va bien hasta que un día cualquiera se encuentra a su casera muerta. Todo parece apuntar a que se trata de un crimen, pues los rasgos de asfixia descartan una muerte natural. Además, el profesor Seldom (cuyo cerebro bien podría ser parte de la joya de la corona británica) ha recibido una nota avisando de la hora y el lugar del crimen. Se trata de un asesino que quería ser encontrado, se trata de un asesino en serie cuya primera pista, un círculo, nos volverá locos desde el principio.
El desafío que esto implica para las mentes más mundanas, lleva a las fuerzas del orden a confiar en Seldom y el chico argentino para averiguar con quién están tratando. Después de todo, ellos además de ser testigos del crimen conocían a la víctima y a su círculo más cercano, por lo que seguramente vean cosas que a la policía se les escape. De hecho, tras el segundo crimen y la segunda pista de la serie, su implicación en la investigación se va convirtiendo casi en una obsesión que conseguirá que profesor y estudiante afiancen un importante lazo de respeto y confianza que podría ser vital.
No me entendáis mal, no es que lo considere una pérdida de tiempo ni nada parecido, pero la historia no se hizo conmigo desde el principio y al terminarla y leer ese bruto final digno de una gran producción de la BBC, pensé que de haber visto la película antes lo habría disfrutado más. Supongo que podría considerar esta novela como una de las pocas excepciones que confirman la regla.
El arugmento es, a pesar de lo que pueda parecer, bastante sencillo. Un recién licenciado en matemáticas argentino viaja a Oxford con una beca de doctorado que le permitirá trabajar codo a codo con las figuras más grandes del mundo matemático. Desde un principio se relaciona con gente muy afín a su mundo, incluso su casera (veterana de la Segunda Guerra Mundial) era toda una experta descrifrando códigos para el ejército. Como es lógico a él le encanta esta nueva aventura que le brinda la vida, así que no tarda en adaptarse (el clima y las costumbres inglesas, son tema aparte) con su nuevo círculo de amigos de tennis y demás entretenimientos. Todo va bien hasta que un día cualquiera se encuentra a su casera muerta. Todo parece apuntar a que se trata de un crimen, pues los rasgos de asfixia descartan una muerte natural. Además, el profesor Seldom (cuyo cerebro bien podría ser parte de la joya de la corona británica) ha recibido una nota avisando de la hora y el lugar del crimen. Se trata de un asesino que quería ser encontrado, se trata de un asesino en serie cuya primera pista, un círculo, nos volverá locos desde el principio.
El desafío que esto implica para las mentes más mundanas, lleva a las fuerzas del orden a confiar en Seldom y el chico argentino para averiguar con quién están tratando. Después de todo, ellos además de ser testigos del crimen conocían a la víctima y a su círculo más cercano, por lo que seguramente vean cosas que a la policía se les escape. De hecho, tras el segundo crimen y la segunda pista de la serie, su implicación en la investigación se va convirtiendo casi en una obsesión que conseguirá que profesor y estudiante afiancen un importante lazo de respeto y confianza que podría ser vital.
La historia es muy entretenida, pero no hay mucho más que contar. Hay relaciones personales implicadas que van configurando pequeñas subtramas importantes para el desarrollo de la novela, pero insisto en que no hay mucho más. La narración, al principio extraña por ciertos vocablos que se escapaban a mis conocimientos de la jerga argentina, se me hizo muy amena ya que no se recreaba en ningún detalle que no tuviese importancia. De hecho, la novela es muy cortita y se leerá en un suspiro si es que despierta el interés del lector. Pero como a veces me pasa con algunas novelas (casi siempre en las que hay policías con gabardina o fotografías d e asesinatos en blanco y negro rodeando a una persona con una taza de café en las manos) siento se sería mejor idea haber visto la película.
No me entendáis mal, no es que lo considere una pérdida de tiempo ni nada parecido, pero la historia no se hizo conmigo desde el principio y al terminarla y leer ese bruto final digno de una gran producción de la BBC, pensé que de haber visto la película antes lo habría disfrutado más. Supongo que podría considerar esta novela como una de las pocas excepciones que confirman la regla.
A mí me gustaría leerlo, vi la película sabiendo que tenia libro pero no sabia que era español ^^, y ahora si que no es que debería sino debo leerlo obligatoriamente. Además la película me encanto y la tengo en edición especial y todo con cubierta metalizada.
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