Capítulo 14
Seguro que no estaba tan
avergonzado cómo decía, tampoco es que tuviese motivos para disculparse, hasta
la fecha Ciara no había conocido ningún padre al que sus hijos no hubiese
dejado en evidencia alguna que otra vez, pero eso no significaba que fuese a
rechazar la caja de bombones que llevaban su nombre.
Firmó el recibo de la mensajera
y se le escapó una sonrisa al leer la tarjeta con la que Gabriel había decidido
disculparse y pedirle una nueva cita, esta vez garantizando que estarían a
solas.
—¿Quién le mandaba flores, dime
quién era? —le canturreó su jefe tras la barra—. ¿Quién le enviaba bombones….,
Mmm, por mensajera?
Manolo era lo que la generación
de Ciara solía calificar como carcamal. Siempre estaba canturreando canciones
de los sesenta y setenta que curiosamente encajaba con el momento vivido; aún
le daban escalofríos al recordar sus tarareos de “Quince años tiene mi amor”
cuando empezó en ese trabajo. Pero aunque fuese uno de esos hombres que creen
llevar siempre la razón, testarudo y algo baboso, sabía que en el fondo no tenía
maldad alguna. Por eso, y porque era su jefe y amigo de su tío, le toleraba
bastante bien.
—¿Un nuevo novio?
Ciara no contestó. Se limitó a
sonreír ofreciéndole un bombón antes de llevárselos a su taquilla.
—¿Crees que le gustarán? —Gabriel
se acomodó en el banco del parque junto a Laura. Llevaba unos quince minutos
jugando a la pilla con Melisa y sus amigos y eso era capaz de agotar a
cualquiera.
—No conozco a ninguna tía a la
que no le guste el chocolate —respondió Laura mientras dejaba escapar el humo
de sus pulmones—. A todas se nos caen las bragas con esos detalles.
—Eso espero. No literalmente —se
apresuró en añadir—. Bueno, no estaría mal más adelante… No sé si llegaríamos
hasta ese punto… No sé que planes tiene ella conmigo, la verdad.
—¡¿Qué miras, vieja?! —le gritó
a una señora que la juzgaba con la mirada. Casi de inmediato, agachó la cabeza.
—No deberías fumar tan cerca de
los columpios —le recordó su amigo—. Es ilegal.
—Me la sopla. —Apagó la colilla
contra el reposabrazos—. El hijo de puta de River me ha dejado.
—¿Qué? —preguntó sorprendido.
La última vez que habían hablado todo eran elogios hacia su “chulo”—. ¿Cuándo?
—Vuelve a Jamaica. Su mujer, la
madre de sus tres hijos, le ha pedido que vuelva porque hay trabajo en la
construcción. Y como aquí está tocándose los huevos y viviendo de ayudas… —le
explicó—. Puta crisis.
—Ya… —dijo por no decir lo que
realmente estaba pensando. Laura no era mala chica, puede que no tuviese
estudios y fuese una mal hablada, pero
era capaz de cualquier cosa por su hijo y eso las malas personas no lo hacían.
Se merecía algo mejor, alguien que la respetase, pero eso no pasaría hasta que
no empezase a respetarse a sí misma y dejar de entregárselo todo al primer capullo
de polla inquieta que se le cruzase.
—Se lo que estás pensando —le
dijo—. Que soy una gilipollas por liarme con tíos tanto o más fracasados que
yo. ¿Verdad?
—No exactamente.
—Pues tú estás pa hablar —le acusó—. ¿Sabes quién me
llamó anoche? La mujer por la que la polla te chorrea sola. Esa zorra capaz de
dejar a su hija cada vez que un nuevo maromo la colma de promesas.
A Gabriel casi le da un vuelco
el corazón al escuchar noticias sobre Verónica. Hacía tiempo que Melisa era lo único
que les unía, pero seguía pensando en ella.
—Está en Madrid, pensándose si
volver porque se siente culpable por haberos abandonado. Me preguntó por Melisa
y por si tú ya te has echado novia o sigues pensando en ella.
—¿Qué le dijiste?
—¿Qué le tenía que haber dicho?
¿Qué te ves con una señorita educada y que le envías bombones? —preguntó sarcástica—.
Pero si ni siquiera la has besado...
Gabriel se encogió sobre el
banco sintiéndose cada vez más pequeño.
—La muy puta no va a tardar en
volver, ya ha descubierto que con su nuevo chulo no es oro todo lo que reluce y
volverá, como hace siempre —añadió—. Así que haznos un favor a todos y líate de
una vez por todas con Miss universitaria antes de que llegue Verónica y vuelva
a embelesarte con el tufillo de su chirri.
Me ha encantado. Me has hecho sonreír en esta mañana de Domingo, y de verdad que lo necesitaba!! :-))
ResponderEliminarA seguir así, y espero con todo mi alma que Gabriel no sea tan tonto de caer otra vez en las redes de la madre de su niña... Aunque ese trinagulillo amoroso, dará mucho juego :-)
Mil besitos!! Quierote!!
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