Un ángel, una copa y un ser humano son igual a una nueva raza de hombres y mujeres con capacidades sobrehumanas, ellos son los Nefilim y están aquí para salvarnos. No son almas condenadas que busquen redención, sino los hijos de los hijos en cuya sangre corre la sangre del ángel Raziel -no el Raziel del Soul Reaver, sino el de verdad-.
Jace, Alec e Isabelle serán los primeros Nefilim que se ganarán un huequecito en nuestros corazones -sobre todo Jace-, pero esto no sería posible sin la presencia de Clary, la verdadera protagonista, y Simon, su mejor amigo. Poco a poco y gracias a las desventuras que perseguirán y martirizarán a esta pobre chica iremos adentrándonos en un mundo en el que a Sthephenie Meyer le encantaría vivir -cita que acompaña cada portada de los libros- una referencia sin la cual Cazadores de Sombras podría habitar tranquilamente en nuestras mundanas estanterías con el mismo o mayor éxito.
El argumento de la saga no es muy complejo, probablemente el mundo entero lo conozca así que no voy a extenderme. Un señor que, por desear la pureza, siembra el caos creyendo que todo fin justifica los medios. Este señor se llama Valentine y quiere llevar a la gloria a los Cazadores de Sombras segando a todo subterráneo a su paso. Y como la espada Reaver -espada de Raziel en el video juego Soul Reaver-, Valentine tiene una espada con la que podrá reestablecer eso que tanto ansía. Quiere dominar el mundo, como todo malo, pero con el objetivo del bien supremo. Pero aquí los malos no son tan malos y los buenos realmente son horribles. ¿Qué pinta aquí una niña de 15 años y su mejor amigo? Pues bien, eso es lo que os invito a descubrir en sus páginas.
Atención, voy a opinar, así que habrá Spoilers.
Desde el final del primer libro estuve deseando, implorando, que llegase el momento en el que Valentine le dijese a Jace: Luke, no soy tu pare... Es decir, Jace no soy tu padre. Pues algo que me torturaba era no poder disfrutar de la relación entre Clary y ese fantástico ángel llamado Jace ¿Herondale?. Sin embargo, eso no es lo más importante de esta saga -algo muy positivo- pues es una historia que tiene mucho que enseñar.
Además de haber creado una realidad fantástica de la nada, Cassandra sabe como manejar las emociones de sus lectores mientras nos alecciona una y otra vez. Si algo he aprendido es que, por muy fuerte que seas, si no amas no eres nadie -a un amigo, a un hermano, a tu amor, a tu familia....- Necesitas ese motor para seguir adelante y el que carezca de él estará tan vacío como una preciosa burbuja de jabón.
Soy consciente de que esta Saga tiene tantos o más seguidores que Los Juegos del Hambre, pero tengo pegas -completamente discutibles y plenamente subjetivas-, es inevitable.
- Clary y "Su Simon": En el primer libro odié esta relación. Me costaba distinguir si Simon era un chaval o una mascota. Por suerte, las cosas mejoran cuando le entierran muerto-vivo.
- Las referencias a la biblia: Es evidente que todo libro necesita apoyarse en ciertas permisas, la religión cristiana en esta ocasión, pero algunas citas tomadas tienen demasiadas lecturas como para aplicarlas a la historia que se manejaba aquí.
- Isabelle: El personaje mejor definido de toda esta historia, a mi parecer, termina por quedarse en un lugar secundario que no debería corresponderle. Se merecía algo más grande, no necesariamente mejor, pero necesitaba ser mitificada. Sé lo merecía.
- Jocelyn y Luke: ¿Y si Clary hubiese elegido a Simon? Bien, ahí tienes la respuesta.
- Jace: No puede crear un personaje así y pretender que miremos al resto de los chicos con los mismos ojos....
Me ha entretenido, me ha emocionado, me ha conmovido y volveré a leerla; sin duda.