Necesito que miréis el mapa.
No un mapa cualquiera, sino ese mapa que todos tenemos en nuestra imaginación, educado y acostumbrado a adaptarse a nuestras necesidades. Concentraros en él y cuan GPS seguir mis directrices: Una pequeña cuidad de provincias. Un barrio residencial de clase media en cuyas colinas existe un barrio de clase alta, ahora situaros justo en el centro. ¿Podéis ver esa casa que tiene un roble en la entrada? Sí, sí... Esa casa de grandes pórticos, columnas roccocó y ventanales renacentistas. Sí, esa casa que da escalofríos.
No temáis, tengo enchufe y he conseguido que pasemos tan desapercibidos como un narrador en tercera persona. Dad un paso y caminad sin miedo hasta colocaros justo en la acera que la cruza. ¿Podéis ver a una chica con una cámara de fotos? Ella es Alexis y para mí es un placer presentaros a la protagonista de esta historia...
Para ella esta es su casa y nunca se ha sentido incómoda en ella hasta hace unos días. A Alexis le apasiona la fotografía y, desde el momento en el que observó una luz verde al lado del roble, se siente algo incómoda y alerta ante cualquier evento fuera de lo normal. Como por ejemplo, una hermanaobsesionada con las muñecas a la que los ojos le cambian de color. Del verde al azul, del azul al verde, de la normalidad a una malicia incomprensible, imposible, inexplicable...
Las chicas malas no mueren es el título de una novela que, aunque algo infantil, toca el terror de una forma tan sutil que será irresistible. Con una protagonista algo antisocial, su extraña familia y su cámara de fotos viviremos las aventuras más paranormales del momento. Y sino me crees, da le una oportunidad y luego me cuentas...
Si me pongo especial, debo confesar que estoy cansada de las adolescentes cansinas. ¿Es qué de repente es necesario hacerte la borde e intentar estar de mal humor todos los días? Supongo que está de moda. Pero Alexis es tan cansina como las demás. Claro que, en el transcurso de la historia vas conociendo un pasado que le da cierta lógica a su conducta, pero en mi opinión es exageradísima.
Como me suele ocurrir, las amienemigas son mis favoritas. En este caso Megan, un pilar fundamental de esta historia, dará azúcar, sal y lógica a un relato nada ordinario. Es encantadora. Al igual que esa hermanita pequeña con mucho que ofrecer al mundo y al submundo. ¿Qué decir de Carter? Si te gustan los caballeros , él será tu tipo.
Los puntos fuertes de esta novela, además de los mencionados personajes, son el ritmo ligero, los malentendidos y un comportamiento adolescente normal -sin palabras malsonantes en exceso ni inmadurez extrema-. Añadiendo, como no, la historia en sí que, aunque algo predecible, es de lo más entretenida.
Sentirás escalofríos al bajar al sótano, temerás entrar en el cuarto oscuro de fotografía, evitarás por todos los medios subir al ático y pedirás un deseo antes de terminar. Gritarás al libro, lo cerrarás de vez en cuando, pero disfrutarás de una historia diferente de protagonistas nada repetitivos, azúcar en dosis apropiadas para la tónica y macarrones con queso.