Sequía mental, charlas TED y por qué no quiero ser agua.




Quiero que recrees una imagen conmigo.

Cierra los ojos (mejor no, sigue leyendo) y piensa en un cubo blanco. Ese cubo está vacío. Padres blancas, suelo blanco... Ahora tiñe las paredes y el techo de color azul cielo. Un cielo limpio y despejado. A continuación, da color al suelo. Un color marrón y cuarteado. Seco. Muy seco. Imagina un ambiente caluroso, ardiente y dañino.
Bien, estás en mi mente. ¿Alguna vez te has sentido así?

Mi fase post-positividad no está siendo coser y cantar. Estoy hasta el alma de ciertas cosas y romper con ellas no me está siendo nada fácil. Cada vez que cierro una perta que no me llevaba a ningún sitio siento que me pierdo oportunidades que tal vez, con más suerte que la necesaria para la lotería, pudieran reportarme algo positivo. Pero tengo que ser valiente, lo estoy haciendo, lo estoy consiguiendo.

La semana pasada tuve que enfrentarme a una situación que mi súper-positiva-mega-powerful-tazas-molonas, jamás habría conseguido. Me hice respetar cuando en ese ámbito de mi vida acostumbraba a dejarme moldear. Intentaba ser agua, como decía Lee (ese cuyo mantra era sinónimo de conformismo) y me adaptaba al recipiente. Pero al recordar que no quiero ser una inmadura eterna, rompí mis láminas de frases absurdas, y decidí que, en lugar de hacer limonada con los limones que me da la vida, voy a exigir las naranjas que me merezco con el riesgo de quedarme sin fruta. Y, ¿sabes qué? ¡Sorpresa! Me llevé mis naranjas y un zumo de regalo.

Entonces me sentí más fuerte. Y no tuve ni que levantar un dedo, ni siquiera la voz. Solo hacerme oír. Porque pelear por lo que uno quiere no implica batallar para conseguirlo. Antes lo pensaba, igual que pensaba que tenía que entrenarme para hablar en público y leer un montón de manuales cuando, lo único que necesitaba era poner un pie ante otro y hablar. Igual que te hablo a ti. Igual que le hablaría a cada uno de los asistentes en una conversación.

Tomar esas decisiones te cambia de forma irreversible. Te da la fuerza como para cerrar tu facebook y tu linkedin sin remordimientos, pero las cosas que antes te motivaban pierden efecto. Como por ejemplo, esas charlas TED tan inspiradoras. Gracias a ellas aprendí que se puede vivir con lo que cabe en una caja, que puedes conectar con tu hemisferio derecho, que puedes vivir de tus pasiones y que emprender mola un montonazo.

Emmm, perdona que ahora me ría. Porque antes eran mi guía.

No sé si a ti estas charlas te resultan inspiradoras, pero a mí me parecen más monólogos que otra cosa. Me pregunto quién es capaz de vivir con lo que cabe dentro de una caja y a la vez vivir en sociedad, por qué leches hay que conectar con nuestro hemisferio derecho como si estuviera inactivo en las personas normales, quién narices se cree que puedes vivir de su pasión si no le da dinero y si alguno ha escuchado a algún emprendedor al que le haya salido mal.

Cada vez que leas una cita motivadora, recuerda esta.

¿Quién pone en duda a esta gente? Casi nadie. ¿Quién contrasta lo que dicen? Casi nadie. ¿Quién compra sus filosofías o invierte en sus ideas? Millones de personas. Yo. Tal vez tú. 

¿Sabes por qué? Porque quieren que seas agua. Quieren que todos seamos agua y nos adaptemos a cada recipiente en el que la vida pretenda encorsetarnos. Por eso pasamos por ERES, gastamos dinerales en vestidos de novia, aceptamos sueldos más bajos de lo que nos corresponde, compramos lencería de lujo, asumimos convenios firmados por sindicatos corruptos, soñamos con vacaciones como las de los famosos y pedimos un préstamo para ir a la Rivera Maya, nos conformamos con el paro, ansiamos un poquito de ese chocolate de la vaca morada, asumimos nuestra culpa en la cola del paro porque no tenemos más formación (necesitamos máster, títulos propios...) y pagamos para perder los kilos que la vaca morada nos ha hecho ganar.

Dentro de ese corsé cualquier cosa inspira. Todo en ti es mejorable y solo hay un camino para conseguirlo, encajar cada vez más.

Eso es ser agua.
Yo me quedo con mi sequía
.

10 comentarios:

  1. Me ha encantado tu reflexión!!! la verdad es que tienes razón y nos educan para conformarnos. A mi este año me ha pasado algo parecido, decidí luchar por lo que creo (un horario de trabajo más justo y poder trabajar desde casa algún día ya que mi trabajo me lo permite de sobra, no veo porque tengo que estar encadenada a la mesa de la oficina si trabajo con un cliente en remoto) y lo conseguí sin apenas darme cuenta. A ver ahora cuanto dura.... pero ya tengo a la mitad de mis compañeros convencidos de que se puede y de intentar al menos luchar por ello para todos.
    La frase "en lugar de hacer limonada con los limones que me da la vida, voy a exigir las naranjas que me merezco con el riesgo de quedarme sin fruta" lo dice todo... siempre hay un riesgo pero hay que atreverse a soñarlo y a mover el culo por conseguir lo que quieres, que muchas veces tenemos demasiado miedo y conformismo y no es tan difícil. Al menos el intentarlo. Otras veces es darse contra una pared pero al menos te quedan los chichones para estar orgullosa de que has luchado para cambiar algo.
    No me enrollo más que casi va a parecer también un libro de autoayuda jejejeje
    A mi me encanta ser única, ser diferente, no hacer las cosas que se espera de mi y no es ir en contra de la sociedad, es simplemente aceptar que yo soy yo y no tengo porque ser igual al resto. Y lo que vale para otros bien porque se conforman o porque les gusta, no tiene porque servir para hacerme feliz a mi.
    Un abrazo enorme guapa!!!!
    Y hasta el próximo post reivindicativo jejejejejeje

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo de mover el culo no es difícil, lo difícil es atreverse. Pero si ese atrevimiento la humanidad no habría conseguido los grandes logros (sociales, económicos, industriales..) de los que hoy disfrutamos. Eso eran grandes movimientos, grandes atrevimientos, pero todos ellos se consiguen gracias a la suma de valientes.

      Ser valiente en tu propia vida es casi más complicado que serlo en una manifestación, en una huelga... Protestar por lo nuestro nos da hasta vergüenza. Estamos en un momento tan malo, donde la crisis es tan dura con tantos, que nos obligan a sentirnos privilegiados aunque tengamos empleos precarios y mal pagados. Nos toca ser agua, adaptarnos.. Y son muy sutiles vendiendo la idea.

      Mientras te empujan al consumismo, te hacen sentir culpable de tus desgracias. Estás gordo porque comes (no porque nos hayan metido en la cabeza que la comida industrial y sin nutrientes es sana), estás en paro porque no estás preparado o eres poco empleable (aunque te hayan echado porque tu empresa solo contrata a minusválidos o jóvenes en formación), estás enfadado porque no gestionas tu estrés (no como consecuencia de los anteriores factores)... Y así siempre.

      Y que conste que no digo que la culpa de todo la tenga el sistema o la sociedad, pero es injusto que nos inviten a movernos para modificarnos (hacer masters, apuntarte al gym, comer quinoa o contratar a un coach) en lugar de incitarnos a pedir lo que nos merecemos.

      Mil gracias por tu comentario, cielo. Un abrazo ^^

      Eliminar
  2. Nos educan (bombardean) desde distintos medios para que seamos fácilmente influenciables, para que comprendamos que hay que ajustarse a lo que hay, nos venden que el realismo es igual al conformismo. Y no estoy de acuerdo. Algo que me repatea es que te tilden de absurdo soñador por no conformarte con lo que hay y ya está. Al leer tu entrada no he podido evitar recordar este tipo de cosas, y luego, esa misma gente que te tilda de absurdamente fantasiosa cae rendida ante las tazas (que algunas son una monada, no nos vamos a engañar) y los libros de autoayuda o las charlas inspiradoras (que no todas promueven la venta de humo y otras quimeras). Es contradictorio. Y, como tú, yo también prefiero mi sequía.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cierto, Ana. No todas las charlas TED van de conceptos tan abstractos que ni ellos entienden, pero aplican como filosofía de vida. No es tanto vender humo como hacer creer a la gente que el humo es útil. Porque mientras se rompen los cuernos por intentar cazarlo no se quejan, se conforman y se autoinculpan de los fracasos sociales que les han llevado a una situación nada esperanzadora a su madura edad.

      A mí también me etiquetaron como fantasiosa, inmadura y absurda cuando publiqué Orquídea Blanca. No había mucha gente de mi edad que no me juzgase por pasar tiempo escribiendo sobre brujas y vampiros en lugar de salir a las últimas fiestas universitarias que me quedaban por delante. ¿A quién se le ocurría escribir al mundo a través de un blog? Pues ahora la mayoría de esas personas tiene blogs o canales youtube, enseñando su ropa, maquillaje o lo que opina de videojuegos.

      Un absurdo. Cuestión de modas. Y no digo que yo sea inmune a ellas, pero no hay que rozar la despersonalización y creernos agua cuando "polvo somos y en polvo nos convertiremos" :P

      Eliminar
  3. Me ha encantado leerte, y solo te diré una cosa: tú siempre serás lo que quieras ser.

    Si algo he tenido claro desde que te conozco, es que eres fuerte y con las ideas muy claras, aunque muden con el tiempo y con las vivencias. Eres de las personas que más lucha por cambiar, por crecer y por seguir evolucionando, y solo con ser ya nos transmites fuerza a los que estamos a tu alrededor para que seamos lo que queremos y para que luchemos por nuestros sueños.

    Te diría que no tengas miedo de ser agua, pero tampoco te limites, porque sé que esa no es tu naturaleza. Tú nunca te has limitado, preciosaaa!!!
    Un abrazo y a ser lo que quieras!! Que tú lo vales!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Rebeka. Tus ánimos siempre me inspiran.
      No quiero cerrarme a nada, nunca he querido hacerlo, pero a veces sientes como que has caído del guindo y piensas. "Tengo que compartirlo". Si mis palabras pueden abrir los ojos a una sola persona yo me doy por satisfecha :)

      Eliminar
  4. Mi niña, hay que ser agua cuando toca y luego haz lo que te salga del chirri, es decir, el sistema se rompe desde dentro. El agua llena el vaso y luego se vuelve hielo y lo revienta, que es lo bueno de ser agua, que puedes ser hielo y vapor. Todo esto viene a decir que hay veces que nos obligan a pasar por el aro, como las oposiciones por ejemplo, y una vez dentro ya podemos cambiar la parte de mundo que nos toca, con o sin tazas-metafísicas ;)
    Entiendo que estás en una racha de abrir los ojos y lo que ves no te gusta porque vivimos entre aprovechados y buitres, pero bueno, es lo que hay, se lucha y se sabe que esto también pasará ;)
    Para lo demás, ya sabes que la primera regla del club de la lucha es no hablar del club de la lucha ;) ojalá se pudiese reinventar el mundo de abajo hacia arriba, yo firmaba y hacía presidente a Tyler Durden.
    ¡¡¡mil besos!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A veces toca, es verdad. Pero como bien dices hay que hacerlo para luego seguir haciendo lo que te salga del chirri (que gran expresión). El problema es que hay personas tan engañadas como yo lo estaba, que opinan que su única opción es conformarse, amoldarse, adaptarse... Y esas personas están haciendo escuela.

      En concreto conozco a alguien que, esa filosofía de ser agua y aceptar todas las consecuencias sin rechistar, lo enseña en campamentos a niños. Y es que es algo que me pone de los nervios, no lo puedo evitar.

      A veces hay que ser protestones y no aceptar ciertas cosas. ¿Cómo leches voy a ser agua cuando me oprimen constantemente? Esas lecciones hacen de los niños adultos que no protestan por reformas laborales, por ejemplo.

      Y eso no me gusta.

      No hay que conformarse.

      Eliminar
    2. Exacto, no hay que conformarse y también hay que saber disfrutar de lo que se tiene, en el equilibrio para mí está la felicidad ^^
      ánimo, amiga, dale a las teclas y cuando pase la tormenta tendrás otra historia que editar y con la que deleitarnos!!!

      Eliminar
  5. Muy interesante la publicacion!
    gracias!
    saludos

    ResponderEliminar

Gracias por colaborar con tus palabras.