Ya es hora de contar hacia adelante, porque de contar hacia atrás estoy un poco cansada.
Más de cuatro meses sin pasar por aquí, sin más excusas que la vida. Trabajo, por suerte mucho, y agotamiento. Llevo catorce semanas y 4 días agotada. Y si sabes que tipo de evento se contabiliza por semanas, hasta llegar más o menos a 40, habrás entendido que estoy embarazada.
Aún no sabemos quien llegará a nuestras vidas, si Edgar o Blanca, pero estamos deseando conocerle y convertir el mundo en el mejor lugar posible para él/ella.
Últimamente ni escribo, ni leo. Ni siquiera la cantidad de libros sobre maternidad que me han hecho llegar con las mejores intenciones. Curiosamente, el mundo se ha vuelto mucho más sencillo, con saber que todo va bien y que tengo leche con galletas a mano, todo funciona para mí. Reservo mis energías para el trabajo y el resto del tiempo Netflix y mimos, eso sí, muchos mimos.
No sé qué futuro le deparará al blog, pero sí a mis letras. Y es que mientras algo se disfruta, es inevitable seguir haciéndolo. Aunque es cierto que ahora mismo mis prioridades son otras, volveré a las andadas... Y sí, esto es más que una amenaza es una promesa.
Espero que tú hagas lo mismo. Disfruta del oleaje, porque eso es la vida. Da igual que no sepas capear el temporal, porque ¿sabes qué? Todo pasa y lo bueno, se queda.