La vida secreta de Walter Mitty

¿Recordáis esos panfletos llenos de noticias y publicidad a partes iguales, antes conocidos como revistas? Sí, sí, esos que venían repletos de reportajes escritos por periodistas o profesionales de los sectores que la componían y que incluían fotografías de artistas que iban más allá de los selfies... ¿Recordáis ese tipo de fotografías, verdad? Pues Walter Mitty no es quién las hace, sino quién se encarga de gestionar los negativos de afamados fotógrafos desde el sótano de la editorial.

No cometáis el error de menospreciar su trabajo, además de contar con un ojo entrenado para seleccionar las mejores instantáneas de una forma impecable, es el encargado de contactar con dichos artistas. Y justo por ello, Walter Mitty se merece ser protagonista de su propia historia.





Además de dirigir esta película, Ben Stiller se mete en el papel de este educado y tímido caballero que no deja de soñar despierto en sus horas laborables, ni cuando está con su familia, ni siquiera cuando mantiene una conversación cara a cara con la mujer de sus sueños. Walter tiene un serio problema para controlar su imaginación, brota cuando menos lo espera transformando en su cabeza la realidad hasta amoldarla a sus deseos. 

Al principio de la película, cuando los espectadores conocemos al protagonista tan poco como él se conoce a sí mismo, cuando su vida es un sin fin absoluto de cómoda monotonía, las ensoñaciones de Walter vuelan lejos, son increíbles e imposibles. Pero cuando las necesidades le obligan a agudizar el ingenio, el contenido onírico que se mezcla con la realidad va siendo cada vez más plausibles hasta ajustarse a la realidad. 

Antes

No voy a entrar a desarrollar el argumento porque a estas alturas estaréis más que cansados de leer sobre esta película. Y si habéis sido más listos que yo, ya formará parte de vosotros como lo forma de mí ahora. Estoy segura de que además de haberla disfrutado habéis asimilado las experiencias de Walter como propias y habéis llegado a la conclusión de que dejar de soñar y lanzaros cuesta abajo en un monopatín o luchar contra tiburones, maletín en mano, sea necesario para darnos cuenta de que la felicidad no es un destino, sino el camino y cómo decides recorrerlo.

Y después...
Seguro que habéis sentido el frío cortaros la cara y que habéis disfrutado de los beneficios de la paciencia. Doy por sentado que a partir de ahora un partido de fútbol improvisado con amigos os reporta mayor dicha que cualquier victoria en el mundial. Y ojalá, ojalá llegue el día en el que pueda dar por hecho que, para cualquiera de nosotros, una conversación con un ser querido siempre estará por encima del pitido de nuestros móviles de última generación.

Y por fin el aire huele a octiembre





{via}


Hace tanto tiempo que me siento torpe aporreando las teclas en este editor blogger tan nuestro... Desde mayo no he publicado ni una sola entrada (ni en este rincón, ni en aquel que comparto con Sedna para ayudar a escritores principiantes), nunca había pasado tanto tiempo sin publicar y eso hace que, en cierto modo, me sienta perdida. 

No voy a engañar a nadie (nunca lo he hecho y no voy a empezar ahora), no he estado desaparecida tan solo por cuestiones de trabajo (a pesar de que las hubiera, por suerte) o por cuestiones personales que me impidiesen acceder a vosotros, pero es cierto que la vida me brindó la oportunidad de un barbecho en el que desinfoxicarme y decidí aprovecharlo.

Este verano ha hecho que el 2014 que empezó con malas experiencias, mejorase el balance. He cogido mucha más experiencia en mi campo de trabajo, he estado contratada en varios centros diferentes, saltando de uno a otro, movilizándome sin importar a dónde para hacer lo que sé y cobrar por ello. Así estaré, al menos, hasta finalizar enero de 2015. Y lo digo así, bien alto, porque en los tiempos que corren cuando una consigue empleo de lo suyo es para sentirse afortunada

Pero no hay rosa sin espinas. Mi aventura empresarial, por mi cuenta, no me ha dado los frutos esperados. Los dioses saben que le he echado ganas, horas pateadas actuando como comercial de mis servicios, he invertido lo que podía y que aún así no ha sido suficiente. Y a pesar de opiniones ajenas que me llevan a analizar el momento y las circunstancias (que han sido solo 6 meses, o que el verano nunca ayuda a promocionarse...) para mí 2+2 son 4. Si invierto más de lo que gano, está claro que ahí hay algo que no funciona. Tendré que tomarme un mes más para evaluar si puedo mantenerlo al menos unos meses. Y lo digo sin pena, sin un toque de victimismo, intento ser lo mas racional posible mirándolo todo desde un punto de vista objetivo. Mi vida es más que ese proyecto, un proyecto ambicioso que se cae, pero un proyecto intentado, que me ha obligado a aprender a toda prisa, a conocer a gente nueva y entender cómo va eso de los servicios sociales, a enfrentarme a muchos miedos y a salir de mi zona de confort para ir superándome a poquitos. Un proyecto lleno de claroscuros con una importante victoria personal, puede que falle, pero al menos lo he hecho.

Precisamente por eso, porque la vida es más que trabajo y todo avance viene de salir de la zona de confort, he conseguido otra pequeña victoria personal. ¡¡Nos hemos mudado!! A inicios del verano, mi chico y yo estrenamos nuestro primer nidito, y eso que no era la primera vez, estamos duchos en esto de vivir juntos, pero siempre en pisos compartidos o casas de prestado. Ha sido una regresión a las matemáticas básicas llenas de sumas y restas para saber si lo que ganamos nos llega para el aquiler, luz, internet y comer (clara jerarquía). Y decorar, y restaurar los muebles viejitos de nuestro cuarto, y limpiar mierda viejita de anteriores inquilinos... Bufff, prefiero no recordarlo.

Como veis he estado ocupada, tanto que hasta inicios de septiembre no pude retomar esa última corrección de Orquídea Blanca, Libro II que Sedna ya ha terminado y que ya está, única y exclusivamente, pendiente de la última revisión de César. Esto marcha hacia adelante, el blog marcha hacia adelante y todo gracias a los nuevos aires de nordeste que pronto agitarán las ramas de los árboles, cargados de aroma a octiembre.



Y, ¿vosotros?, ¿estáis preparados para la nueva temporada?