La supervivencia de mi yo blogger

Si este blog me aburre, ¿cómo no te va a aburrir a ti?

Emocionalmente me encuentro en un momento de mierda, pesimismo oculto bajo verdades irrefutables que se alterna con fases de optimismo al borde de la manía. Ya sabéis, esas cosas típicas de bipolares y autónomos... No me gusta relegar, pero tengo que hacerlo. No me gusta subcontratar porque quiero sentirme capaz de todo y además ahorrarme unos eurillos que, por supuesto, no me sobran; pero tengo que hacerlo. No me gusta ser poco consecuente conmigo misma, pero también debo hacerlo. Tengo que hacerlo porque obligarme a hacer lo que no puedo me roba tiempo de dedicarme a mi profesión y no dar el paso hacia el cambio, me hace sentir apagada, fuera de lugar y desmotivada. Y sé, con todas las de la ley, que no hay peor cosa que la desmotivación.

Tras este anuncio, la falta de tiempo fue retrasando el objetivo de que: ¡ESTE BLOG TIENE QUE CAMBIAR! Mi vida a cambiado desde su creación, yo he cambiado, vosotros habéis cambiado y no tiene sentido seguir trabajando en una línea que ya me está empezando a aburrir.

A todos los blogger nos pasa, tarde o temprano, de sentirnos insatisfechos con nuestra creación. Si Dios existe estoy convencida de que a él o ella también le ha pasado al ver el fatídico resultado de 6 días de trabajo. Pero solo algunos bloggers actúan del mismo modo que Dios, abandonando su creación a su suerte o al olvido, otros somos bastante mejores que Dios (Fuck, yeah!) e intentamos arreglar las cosas. Para esto hay dos métodos: El primero es eliminar blog, cortar de raíz e iniciar una nueva aventura que nos apasione. El segundo es redirigir el blog hacia esos nuevos intereses y evitar perder muchos lectores por el camino.

Yo voy a elegir la segunda opción, más que nada porque no existe en el mundo una expresión más acorde con mi persona que "Veritas Alterea", pero no pienso manteneros al otro lado a toda costa, sentiros libres de abandonarme en busca de tierras más fértiles. A partir de ya hablaremos de emociones, de acción, de inteligencia, de desaprendizaje, de cambio, de adaptación, de crecimiento personal, de reestructuración cognitiva, de romper hábitos, de una vida sencilla y emocionalmente saludable... De porqué a veces sentir con sentimientos nos da tantísimo miedo, de que sentirse perdido no significa ser débil, de que ser positivo hace tanto mal como ser negativo, de la plasticidad de ser humano... Aunque no sé si Dios estaría de acuerdo.