Tú escribes: Itzel Olivares





"Estiré mi mano lentamente, tratando de establecer contacto con el duendecillo, quien pareció entender mis intenciones y se acercó igual de despacio. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, tomó con sus dos manitas uno de mis dedos  (...)".

  
Itzel Olivares, ganadora de  la  convocatoria NaNoWriMo 2012, es la dueña de estas  palabras.  Su novela Irma, de  la  cual   acabáis de probar un bocado, se ha ido gestando dentro de Camp NaNoWriMo.  La  historia de una niña que se  verá obligada  a  crecer  y madurar en un mundo que no llega  a comprender del  todo, es  difícil adaptarse cuando te ves  obligada  a  sobrevivir en el  delicado humo que separa  la realidad  de  la  más pura  fantasía.

"¿Qué  te inspiró para escribir IRMA?
  No recuerdo mucho sobre la planeación, ya que fue un proyecto “relámpago”. Tomé elementos de historias anteriores, como el concepto de los once años, además de mi interés por escribir fantasía. Luego llegó mi fascinación por las estrellas, gracias a la película Stardust, supongo que de ahí tomé unas ideas más, ya que en Irma existen personas llamadas Estrellas."

Los  primeros capítulos de Irma,  que podéis encontrar  aquí,  consiguieron despertar  mi interés. Destacaría  muchos puntos fuertes, la presentación  y la ortografía que maneja son impecables.  Ni dedazos  ni fallos en la puntuación, incluso nos  facilitará  la lectura a todos los interesados con un diseño web tipo novela al  que es muy fácil  acomodarse.  Pero,  desde  mi punto de vista, la pluma de esta joven autora  aún tiene que madurar. 

Me refiero a detalles como  adornar  las  descripciones  para que no parezcan tan descriptivas, ahondar  más en las  emociones de los personajes y mimar  un poco más a  los secundarios.  Pero como ya he dicho,  tiene  muchos  puntos fuertes en los que apoyarse  y desde  los que seguir creciendo. Y no dudo en que lo conseguirá, pues es una chica llena de inquietudes  por  la escritura,  con ganas de aprender  y con una actitud de superación envidiable.

"¿Cuáles  son tus aspiraciones  a alcanzar como escritora? 

Seguir plasmando historias con enseñanzas y buenos mensajes, además que sepa hacerlos llegar a la gente que las lea y aprendan un poquito con mi aporte. Continuar participando en NaNoWriMo y adquirir nuevas experiencias para mejorar. Y sobre todo… terminar la saga de Irma (que según mis cálculos, va para largo)."


Para  seguir los  pasos de  Itzel Olivares,  solo tenéis que entrar en su blog. Allí publica IRMA,  donde además de  fantasía encontraréis una historia de  crecimiento personal  donde  los  lazos que nos unen  a  la   familia y a los amigos  son de vital  importancia, pero también un montón de artículos de interés para escritores que tal vez os resulten de interés.


¡Salpicados! Capítulo 3

Capítulo 3

Aparcó cerca  del   portal número  uno, agarró su caja de herramientas  y se acercó al micro. Piso sexto, letra C.  Un suerte  que saliese un vecino,  odiaba presentarse a través de  los telefonillos, nunca  sabía que decir. 
 “Soy Gabriel,  el hijo de  Cándida. Sí,  sí, ese que  dejó preñada  a una  chavala  a los diecisiete años y que perdió su trabajo como  peón. El  mismo que ahora se   arrastra  como chapuzas a  domicilio”. Se repetía al tiempo que ascendía por  las  escaleras. Le  encantaban los pisos sin ascensor,  llegar   a la casa  de  la  señora  en cuestión  sudando como un guiri era  lo más apropiado para crear buena  impresión.
Se  tomó unos minutos para tomar  aire frente a  la   puerta  C,  tenía que dejar el  tabaco  de  una vez por todas. Inspiró,  espiró y llamó al timbre  a  la  espera  de  que  la  señora le  abriese.  Ojalá fuese tan amable como acostumbraban a ser  las   amigas de su madre  y le ofreciese una  Coca-cola; tal vez un café  con pastas  si la  cosa  se  alargase  hasta la  merienda.
Pero esta  amiga  de su madre  se salía tanto de  la  media que, en  cuanto la vio al otro lado del umbral,  sintió ganas  de   echar a correr escaleras abajo con una vaga excusa.
—¿Eres Gabriel? —le preguntó la  camarera.
Su expresión era  neutra, puede que cupiese la  posibilidad  de que no le hubiese reconocido.  Después  de  todo,  a saber a cuántos desesperados habría servido la noche anterior.
—Sí —dijo él levantando su caja de herramientas ante los ojos de  la chica.
—¿Tú eres “mi Gaby te lo arregla todo en un periquete”? —Le costó esfuerzo esconder una sonrisa. 
—Te acuerdas de mí, ¿verdad? —Ella asintió y abrió la puerta  cediéndole el paso hasta   la  entrada—. ¿De qué  conoces  a mi madre?
—Compramos en el   mismo súper. Hace  dos  días me dio una receta  de salsa boloñesa que estaba de muerte —le  explicó—. ¿Puedo ofrecerte algo? ¿Agua,   refresco, algo más fuerte?
Él asintió quitándose unas pequeñas  gotas  de sudor de   la   frente  y la siguió hasta  la  cocina.  La   chica   del tatuaje  sacó dos Coronitas  de  la  nevera y las abrió con un ligero golpe  sobre la  encimera, se le notaban las  tablas.
—Verás,  estoy de  alquiler  en este  piso de mierda y a  mi casero no le da  la  santísima gana de arreglarme el  sumidero del lavabo que huele  mal  desde el primer día —le decía mientras él bebía atento a sus palabras—. El muy capullo dice que será   culpa mía, que el piso estaba en perfecto estado y que ya sé  lo que eso significa…
Gabriel  se acercó a la pila   y analizó el olor, tenía toda  la  pinta de no ser más  que un atasco profundo.
—¿Puedes hacer  algo con eso que no me salga  muy caro?  —le  preguntó ella—. No quisiera perder  la   fianza por esto.
El chico pensó en los   materiales necesarios y realizó un cálculo  mental  rápido.  Si era  lo que creía no le  llevaría  más  de media hora y no se veía capaz  de  cobrarle  más por  la  maniobra, solo la cerveza  ya había superado su cuota de  seis euros  la  hora.
—¿Tienes un papel   a  mano? —La chica le acercó un block de notas en el  que apuntó lo necesario—. Si me  haces   el  favor de ir a  por esto a la ferretería más  cercana y me ahorras subir de nuevo esas  escaleras, prometo hacerte una rebaja.

La camarera sonrió ampliamente,  parecía dispuesta  a darle un abrazo a cambio,  pero cogió su abrigo y salió disparada. Gabriel pudo escuchar como bajaba el   primer tramo de   escaleras  a grandes saltos y se acordó de su pequeña. ¿Estaría brincando sobre todos   los charcos del parque? ¿Mangoneando a Jairo con sus juegos de princesas  y dragones? ¿Volviendo loca  a su abuela y a Laura con sus preguntas de   sabelotodo?

Me muero por... (7)



Reconozco que este mes,  por lo que más estuve muriendo fue porque la  noticia sobre Entre Cuentos de  Hadas  se hiciese pública.  Pero ahora que está  hecho  y puedo respirar tranquila, voy a centrarme de nuevo en esta  vena consumista que intento controlar con estos listados.  Ahí va:







Llevo unos meses enganchada  a  la  lectura de blogs  de psicología positiva (es lo que tiene volver  al  paro, que quieres  seguir indagando sobre tu profesión ,  observar que fórmulas  les  funcionan a  otros) y lo que  más  me  mola  es ver  que cualquier persona  (sin pasar  por  los 5  años de licenciatura) es capaz de llamarse experto en psicología y escribir sobre coaching  y la fuerza del  pensamiento positivo largo y tendido...  También  estuve hojeando libros de  autoayuda, aquí ya tenemos unos mejores y otros  más,  bueno, no peores,  sino que  ayudar,  ayudar, lo que es ayudar,   a lo mejor solo te hacen creer  que lo consiguen con un gran compendio de citas  y conclusiones fruto de  la divagación personal del autor/a. 
Por eso,  cuando termine  de  leer Inteligencia emocional   de Goleman voy a ponerme  con Sonríe  o muere, de Barbara Ehrenreich. Estoy convencida  (bueno, gracias a que mi profesor de  principios teóricos  me  abrió los ojos) de que  el pensamiento positivo no es  más  que otra  corriente generada por y para  el  control de las  masas  y que tarde o temprano caerá  por su propio peso como en su día lo hicieron otras líneas de pensamiento.  Os  invito a  ver  este vídeo resumen, merece  la  pena.




Pero además  de este libro, estoy deseando ir al cine a ver dos  películas que tienen una pinta increíble. El  cine está  caro no,  lo siguiente, pero hay descuentos por ahí que podéis aprovechar, a mí me recomendaron http://www.oportunista.com/  para Cinebox,  que es el que está  en mi ciudad. Si os ahorráis unos eurillos, pues ya tenéis para  otra  película (y no, no me llevo comisión).  Las que me traen loca este mes,  son las  siguientes:


Desde que supe que Rachel McAdams  volvía
a la pantalla,  supe que tenía que verla. Esta
actriz es mi niña bonita,  y si tengo que volver
 a  viajar en el   tiempo para verla, que así sea.

Y esto es culpa de María. Echad un
vistazo a su comentario, a  ver  si no
se os hace  la boca agua.




¿Y tú? ¿Por qué te  mueres?

La canción del Silencio

Sí, esas paredes que se alzan a tu alrededor  están ahí para confinarte. Te llamas  Aida y te han acusado por el  asesinato de  tu apuesto marido. Sé que no entiendes  nada,  pero no te resistas, poco a  poco iremos descubriendo tu propia historia.

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Leara  Martell (Be Literature)  nos presenta una historia original,  pulida y poética, llena de paralelismos  con la famosísima obra de Verdi,  situada en el  más  puro aquí y ahora. Aida Lízaro ha sido acusada de  asesinato,  pero es incapaz  de recordar nada. Será  con su abogado,  Fran,  con quien daremos los primeros pasos para  adentrarnos  en un viaje que no dejará  indiferente a ningún lector.
Antes  del juicio sabemos que Carlo,  el  marido ideal (atractivo,  adinerado, sociable...), maltrataba a Aída.  Pero no será  hasta la  llegada  de los testigos cuando descubriremos las verdaderas  vejaciones a  las que estaba sometida nuestra frágil y vulnerable  protagonista. 

Una prostituta,  un enfermero y un niño serán los encargados  de alzar  la  voz por ella.  El   testimonio de  Violeta, la primera,  fue para mí el  más  intenso. El  lujo de detalles  en el que entraba se  convertían en una denuncia del maltrato que a veces se oculta bajo gritos en silencio capaces  de  helar  la sangre. Durante el turno de Bruno,  el  enfermero,  la  lectura me descolocó bastante.  Está narrada en primera  persona, cambiando de voz por cada  protagonista, y su forma de expresarse  era  tan poética y florida que llegué a pensar  que elegir la  primera  persona había sido un error.  Creía que la  tercera persona podía ser  mucho más  apropiada para esta  obra (destacando la  forma de   hablar de los personajes  en cada diálogo),  pero cuando llegó el turno de  Canio...  Bueno,   digamos que llegó el momento de quitarse  el   sombrero.  Leara   me  sorprendió gratamente  y me dejó con la boca abierta  durante un buen rato  mientras leía,   ansiosa,  para alcanzar  el   final de  ese juicio tan controvertido.

Eché  de menos una mayor descripción de  las  escenas, para  poder  meterme  mejor en situación,  y un nosequé-que-queseyó que me mantuviese más atenta durante el pasaje de Bruno.  Pero se trata  de una novela  breve,  que se lee en un suspiro,  que te  mantiene  al  vilo,   que profundiza  en los personajes  con ganas... Y no se puede tener   todo.

Solo me queda   decir que  siendo  es la  primera  obra publicada  de  Leara,  estoy deseando descubrir que está por venir de las manos de  esta autora.   Ya sabéis,  que nadie la pierda de vista.

Si quieres leer los  primeros  capítulos,  clic.

Las brujas de Zugarramurdi

  Antes de soltaros aquí mi opinión,  visité filmaffinity para  conocer la  de otros   espectadores y parece que esta  película  está causando un  poco de revuelo. No solo  porque las opiniones se hayan vuelto extremistas  (o te encanta  o la aborreces) sino porque los seguidores del trabajo de Alex de la  Iglesia tenían unas grandes expectativas  sobre si el director regresaría a sus orígenes o no que, bueno, en la   mayor parte  de  los casos no se  han visto cumplidas. 

Pero,  ¿qué queréis que os diga? A mí,  adicta al cine aunque inexperta en la trayectoria de este director, osea una simple   espectadora:  ¡Me ha encantado!


Desde los títulos de crédito, donde aparecen unas brujas más malas   que otras, el  humor más  absurdo  ya se empieza a paladear. En Zugarramurdi, un pueblo que parece  olvidado de la  mano de  Dios  en todos los sentidos,   está teniendo lugar un aquelarre. Se prevé  la llegada   del elegido (¿cómo  no?)  y  tres brujas, pertenecientes al mismo linaje, intentan averiguar  todos los extraños detalles que le traerán al  pueblo.  Poco después, viene una de las más divertidas puestas en escena sobre  denuncia social. Jesucristo,  acompañado de  un soldado,  atracan una tienda Compro  Oro,  con la ayuda de Bob Esponja, El  hombre invisible  y Mini Mouse. Pero no todos salen bien parados,  tan solo un Hugo Silva plateado y un Mario Casas verde consiguen huir en un taxi cuyo conductor se  verá  arrastrado por la causa.

Así es como,  en plena  huida, terminan en un pueblo lleno de brujas   donde todo es exactamente lo que parece.  El problema  es que cuesta mucho creerlo.  Pero mucho, mucho.


Quitando ciertas escenas  en las  que Carolina Bang se veía  obligada a lucir algo más  que su interpretación  (porque,  a  ver,  toda película española que se precie debe hacer honor a la época del  destape), o la sensación de ida de olla de los guionistas  que me dio el final,  salí del cine satisfecha.  Con una sonrisa  en la boca.  Recordando escenas como discusiones sobre si se lleva o no el caoba, pensando que a  mí las brujas no me dan miedo, al menos no tanto como los hijos de   puta....





¿Y vosotros? ¿La habéis visto?

¡Salpicados! Capítulo 2

Hoy vengo muy sonriente a presentaros  una nueva   micro novela  que pienso dejar  por aquí todos los sábados.  Se trata de continuar con el experimento de capítulos ultra breves que inicié con Cadencia y que,  a mí parecer (y al  vuestro,  espero),  tan bien funcionó.   
El primer relato que colgué  para  el taller  de Be Literature  os  dejó con ganas de más,  así que me puse manos a la obra para  continuar lo que surgió sin darme  cuenta en  una pequeña novela. Estoy más   que agradecida  a  este  taller, porque fue entonces cuando nacieron Gabriel, la  misteriosa  camarera  del  tatuaje  y Melisa.  Poco a  poco iremos conociendo  a  más  personajes.  
Pronto colgaré la portada  en el sidebar (aún la estoy diseñando),  pero de momento estaré muy pendiente de vuestras opiniones para saber si os gusta. Estoy ansiosa por vuestros   comentarios.

Capítulo 2

Para   hacer  del día un reto una pizca  más difícil, amaneció lloviendo y sin pinta de cesar a lo largo de   la   mañana. Ya era la   quinta  semana escolar,  pero a   Melisa le  estaba costando afrontarla tanto o más que la primera. Mientras  le abrochaba el chubasquero de Hello Kitie hasta  la  barbilla,  la niña  bostezó sacándole una sonrisa; había heredado su misma afinidad por los lunes.
—Ayer  escuché  la puerta muy tarde —dijo Melisa   rascándose un ojo—.  ¿Era  mamá?
Gabriel había inventado una preciosa historia en la que Verónica, como madre sacrificada,   se había visto obligada a  viajar  por cuestiones  de  trabajo. Y Melisa,  como la niña tan  lista  que siempre demostraba ser,  le hizo el favor de no hacer demasiadas preguntas.
—Era yo —respondió—. No fui a darte un beso porque no quería despertar a  la abuela.  ¿Te   imaginas  que susto le habría pegado?
La  niña  rió.
—Sí. Seguro que se habría caído de la cama —dijo riendo—.  Pero, papi,  cuando vuelva   mamá dile que venga  a verme, ¿vale? Aunque esté   dormida.
Gabriel terminó de abrocharla y suspiró. Ojalá  las borracheras durasen un poco más.
—Vale, peque —cedió dándole  un beso en la  coronilla—. ¿Estamos   listos?
—No me gustan  las  botas  de agua —dijo la  niña  moviendo los pies  incómoda—. ¿Por  qué no puedo llevar los playeros que brillan? Todas  las  demás   los llevan.
—Porque hoy está  lloviendo. —Abrió la puerta  y le   dieron ganas de santiguarse. Como Melisa tomara ese  rumbo se estaría quejando el resto del día—. Dudo mucho que otros  padres  dejen que sus hijas  lleven playeros hoy.
Al salir del portal preparó el paraguas para  su hija y él se   puso la capucha,  odiaba llevar   esos bastones con chubasquero tanto como los lunes.
—Pero estamos en entre  tiempo  y en esta  época hay que ir un poco más  abrigaditos.  Solo un poco,  lo dice  la seño.
Sí,  todo apuntaba a que se trataba de uno de esos  días. A la hora de  comer  protestaría aunque le  pusiera  espaguetis,  no querría hacer los deberes  y le  costaría un triunfo meterla en la ducha después   del  parque. Menos mal que su madre estaba en casa para  ayudarle.
—Mira,  allí están mis amigos —le  dijo señalando a unas niños  que jugaban a saltar sobre los charcos. Todos llevaban botas de agua—.  ¿Puedo ir,  papi?
—Puedes, ¿y sabes  por qué? Porque hoy no se te mojarán los playeros.
La  niña  cedió con un asentimiento antes de echar a correr. Nada  más  llegar  pegó un brinco sobre un charco  y  otro niño  comenzó el  juego de   la  pilla tomándola  como  víctima.
—¿Qué tal, Gaby? —le dijo  Laura.
Laura no era  una madre cualquiera, tenía veintidós años,  un  hijo de seis y era  viuda. También era una de  las pocas  amigas  que había hecho Verónica, si es que salir de  fiesta juntas una decena de veces se consideraba amistad.  El resto de madres la  marginaban, tal   vez  tuviera que ver con que  fumase como una carretera y fuese  una mal hablada.
—Aún no ha vuelto, ¿eh? —añadió—. Es  una hija de puta  y un  zorrón de  cuidado.  Casi  mejor  que no vuelvas  a verla. 
—Sí,  ya lo sé.
Claro que lo sabía,  pero  el  amor,  a veces no atiende a  razones.
—Tres  semanas más  y Melisa  la  habrá olvidado —comentó dando una calada—.  Y tal vez  tú dejes de  estar  tan encoñado  con ella.  De  verdad, no sé  que le ves. ¡Jairo, tira  eso! Siempre  cogiendo mierda  del  suelo,  joder  qué asco de niño —gritó—. ¿Luego irás al parque?
—No —negó con la cabeza—.  Una amiga  de mi tía  necesita unas chapuzas  en casa,  creo que se ha comprado un mueble del Ikea  y no sabe  montarlo.
—Genial, porque la  ayuda del  paro no  es  que llegue para nada.
—Dímelo a mí —respondió en una amarga  carcajada—.  Pero mi madre  está en casa,  supongo que llevará a Mel al  parque.  ¿Quieres que la avise para que te busque?

Laura   se encogió de hombros.  Era demasiado dura como para  reconocer  lo mucho que le desagradaba estar sola  en un banco  del parque mientras el resto de  madres la  acuchillaban con la mirada.

¿Cómo crear una propuesta editorial?

Hace unos meses quise exponer  mis escasos conocimientos (basados en información recabada tras mucho tiempo de búsquedas y la propia experiencia) sobre cómo enviar tu manuscrito a una editorial. A muchos os sirvió de utilidad y me escribisteis personalmente para que resolviese otro tipo de dudas relacionadas. Esas dudas me dieron la idea de crear este nuevo artículo y espero ayudaros del mismo modo en esta ocasión.

Antes de nada, hagamos un breve resumen del proceso. Para plantearse enviar un manuscrito a editoriales antes debemos tenerlo terminado, corregido, reposado, vuelto a corregir, registrado en  protección intelectual de nuestro país y habernos decidido por unas editoriales (1, 2, 3... las que creas que puedan estar interesadas en tu manuscrito y que a ti te convenzan).

Después de haberte cerciorado del sistema de envío de manuscritos que tiene la editorial, específico  o genérico, nos pondremos manos a la obra. Solo en el caso de que sea genérico (una dirección de envío postal o electrónica) es cuando debemos crear una propuesta editorial. Esta debe contener:

  • Propuesta editorial: Un breve escrito (no más de media página) donde te poner en contacto con la editorial, demuestras conocer su línea (sin alabar su trabajo, no es necesario) y te muestras interesado por formar parte de su catálogo editorial porque crees que tu novela encajará.
  • Curriculum literario: Si tienes alguna otra obra publicada es realmente importante, pero no importa si no es así. Esta será la primera impresión que se lleve la editorial de ti.
    • Datos personales. Es decir, nombre completo, fecha de nacimiento, dirección y contacto.
    • Formación por orden descendente, lo más reciente al principio (si estás estudiando, pondrás estudiante de...) y hacia abajo lo que corresponda. Los cursos fuera de formaciones regladas también son interesantes, pero no dejes que se coman el espacio.
    • Experiencia laboral. Aquí una línea por cada experiencia será más que de sobra. Es interesante, pero lo justo.
    • Experiencia literaria. Libros que has publicado y con quién. Los blogs en los que plasmamos nuestros escritos SÍ cuentan. Eso sí, si vas a usarlos como carta de presentación mímalos al detalle (no pongas tipografías que cuesta leer o colores estridentes).
  • Datos sobre la obra: Esta es la parte vital de la propuesta. Vale la pena esmerarse porque será lo que convenza a la editorial para leerse los dos capítulos que adjuntarás en la propuesta. 
    • Datos: Título, subtítulo, genero y subgéneros. Número de palabras, tipo de letra y espacio utilizados.
    • Resumen argumento:  Esta parte es la más difícil. No se trata de una sinopsis, no tienes que despertar el interés del lector, tienes que contarle a la editorial lo que te traes entre manos. No temas spoilear a muerte en este resumen y recuerda que lo ideal sería que ocupase tres líneas (de dos a cinco máximo). 
    • Público al que va dirigido. Aquí, como en lo exámenes, tienes que justificar tu respuesta.Tenemos que hacerles un poquito más fácil el trabajo haciendo nuestro pequeño estudio comercial.
    • Compárate con otro tipo de obras sin miedo. Si conoces otras obras de un tema similar que hayan funcionado, también puedes hacerlo para que vean que tu novela es una buena inversión. Pero sé especialmente cuidadoso porque te estás dirigiendo a personas que se mueven con soltura entre letras, no inventes, solo comparta y resalta que es lo que ofrece tu historia de diferente. ¿Qué es lo que tiene que ofrecer que las obras de temas similares no haya ofrecido ya? ¡Cuidado en esta parte! Si no sabes responder a esta pregunta deberás replantearte tu novela, y siento ser tan drástica, puede que no exista hueco para ella.
  • Muestra: Adjunta las primeras páginas, de 15 a 20, de tu novela. Más o menos los dos primeros capítulos de la obra.

Todo esto compondrá un dosier que no debe ocupar más de 17 a 23 hojas (eliminando esa muestra de escritura, el resto no es recomendable que supere las tres hojas). Y recuerda que poner una letra minúscula, márgenes pequeños o cargarte el interlineado, no vale. La tipografía debe ser sencilla (Times, ideal), tamaño 12 y a doble espacio (o a 1,5).

Os recomiendo guardar todo esto en un mismo archivo en formato PDF para que a la hora de realizar los envíos no tengáis que colocar un millón de archivos adjuntos y además se pueda imprimir desde cualquier pc sin desconfigurarlo por completo como si pasa cuando enviamos un word.

¿Y vosotros, habéis creado alguna vez una propuesta editorial? Si es así, ¿cumplía estos puntos o se diferenciaba en algo? Y si no, ¿tenéis pensando hacerlo?