Me muero por... (5)



¿Qué os parece la renovación de la imagen para esta sección?  Estoy aprendiendo a trastear con editores de imágenes online y este es el resultado. Puede que en breves haga un minitutorial si me voy soltando, pero de momento....

¡Al lío!

Mi economía personal no está para grandes caprichos, pero sí para algunos pequeñitos que enriquezcan mi vida provocando ese éxtasis sensorial que solo el cine, los libros, el café con leche y los labios rojos pueden conseguir. Aquí os dejo con las chucherías que quiero conseguir (o que acabo de conseguir hace bien poquito) en este mes cumpleañero.



Tengo mono de libros en español para completar mi reto de autores en castellano original de este 2013, ya van seis meses y seis libros, para este julio me gustaría continuar con La Canción del Silencio, de Leara Martell (libro comprado en Amazon), con Días sin Fin, de Sandra C. Gallegos (también adquirido en Amazon hace unos meses) y con la lectura de la nueva edición de Los Iniciados, de Lucía Arca (que también tengo gracias a mi Kindle). Así que en esta ocasión por lo que me muero es por un poco de tiempo para dedicarles con tranquilidad... Nos esperan unos meses de tinta nueva y fresca, ¿qué os parece?


Y sobre el cine... ¿Qué decir? Cuando vi el trailer de World War Z decir que me quedé ojiplática es poco, no podía soltar la mano de mi novio mientras a él le salían chispitas de felicidad de la mirada (lo zombi es lo que tiene). Me impactó, ya sabéis que soy muy impresionable, y pienso ir al cine a comprobar si la película me resulta igual de interesante, si cumple o no mis expectativas, si Brad está tan guapo como creo... Espero contaros pronto.

Al igual que espero poder hablaros de El hombre de acero. No es uno de mis super héroes favoritos, SuperMan y yo nunca hemos tenido buena relación. Tal vez por eso tengo tantísimas ganas de ver la adaptación de su historia por Christopher Nolan (director al que admiro -sin saberlo, fíjate tú- desde Memento y que ha conseguido que no pierda toda la fe en la gente inglesa. Gracias a personas como él ya no les deseo 28 días después). Ha tenido críticas muy reguleras, pero bueeeeeno yo me conformo con bien poco. Con que no salga Tobey Maguire...



¿Y vosotros? ¿Os morís por algo? ¿Coincidimos? 
¿Alguna recomendación?



28 Velas

Una de mis mejores amigas tiene una casa estupenda en un pueblo de la costa asturiana. Está lo bastante cerca de restaurantes, hoteles rurales y un mini-supermercado que te acerca la realidad, pero lo suficientemente lejos de las ciudades (y de la nuestra, en concreto) como para hacerte sentir fuera del mundo. Sus padres son de lo más enrollado y nos confiaban (porque nos habíamos ganado su confianza, todo hay que decirlo) esa casa algunos fines de semana. Durante esos tres días mis amigas y yo nos hacíamos con provisiones masivas de alimentos precocinados, refrescos y mierdas por el estilo, y nos encerrábamos a cal y canto. A veces bajábamos al pueblo a reponer chocolate o nos íbamos un rato a gritar a la playa, pero poco más. En esa casa teníamos todo lo que necesitábamos.

Recuerdo la primera vez que fuimos allí (casi mayores de edad) cuando éramos poquitas. Yo me peinaba con dos moños y sentía que era capaz de merendarme el mundo. La segunda vez, se nos unieron unas compañeras de facultad que empezaban a ser amigas. Aquel fin de semana vi por primera vez una película de exorcismos (nada, en la vida, me ha dado tanto miedo) y dormí de la mano de una de ellas. Claro que tampoco es que hubiese mucho más espacio porque, a pesar de las seis habitaciones, nosotras bajábamos todos los colchones al enorme salón y dormíamos hacinadas como las gallinas. Recuerdo que comí más palomitas de lo que un ser humano es debería ingerir en una sola noche. 

La siguiente vez, creo recordar, tuvimos la idea de hacer una fiesta de Halloween. No importaba que fuese ya noviembre, cualquier excusa era buena para disfrazarnos y celebrar una fiesta dos noches seguidas. Ese viernes bebimos calimocho de un caldero de brujas y comimos ojos y dedos de gominola... Nos pasamos la noche a oscuras, bailando y cantando a gritos. Y al día siguiente repetimos como campeonas. A esa fiesta se unieron más y nuevas amigas, y a la siguiente algunas más. Más tarde se nos iban ocurriendo ideas para otras celebraciones (Halloween pink,  Fin de año, cumpleaños temáticos) y también se unieron los novios y los amigos de estos... Como ya os dije, la casa es grande.

En mi 24 cumpleaños me puse exigente. Yo solía ser de las que organizaba a la gente, la lista de la compra y la que cocinaba, así que quería que me pagasen con un baile hiphopero. Quería reírme un poco, claro, y que ellos se rieran, se tropezaran y se divirtiesen como los niños en los que nos convertíamos al pisar esa casa. Pero me "encerraron" en una habitación durante horas maquinando algo a mis espaldas. Estuve tanto tiempo ahí metida, mordiéndome las uñas por no poder controlarlo todo, que casi me desquicio.

Foto de archivo...
Al salir me encontré una especie de jincana en la que mis amigos eran actores en una de las mejores obras de teatro donde yo era la protagonista. Mi novio era mi guardaespaldas (aún le admiro por haberse hecho un chaleco antibalas con un maletín) y yo la elegida para desvelar el misterio... De habitación en habitación, mis amigos interpretaban papeles, a cada cuál más misterioso, obligándome a enfrentarme a diferentes pruebas. Incluso a comprar droga (pastillas de regaliz)  me enviaron a bordo de la cortacesped. No sé si conseguí desvelar nada, pero al llegar al final me encontré con una enorme tarta de gominolas en medio del salón decorado como un garage grunge y a mis amigos cantándome un rap cumpleañero

Aunque faltaba una de mis mejores amigas, recuerdo ese cumpleaños con mucho cariño. No sé si por el subidón de azúcar o porque Mimi y yo inventamos el escoba-bola mientras nuestros novios sujetaban los cuadros de la pared (lalalalala).

Allí he pasado alguno de los mejores momentos de mi vida, no solo por las fiestas sino por las confesiones entre amigas, las tortitas del desayuno para madrugadoras y la convivencia más pura y loca con personas que, en su momento, fueron muy importantes en mi vida. Muchas de ellas han desaparecido, algunas porque han ido por diferentes caminos al mío y nos hemos distanciado, otras porque no siempre fueron justas conmigo (o yo con ellas, quién esté libre de pecado...), pero otras, las mejores, siguen formando parte de mi vida.

No me avergüenza reconocer que con alguna de ellas no siempre fue coser y cantar. Hemos pasado por diferentes etapas, por distintas vivencias y a veces tenemos opiniones muy dispares sobre las cosas más importantes. Pero, después de años y paños, seguimos estando ahí las unas para las otras (cerca o lejos, eso no importa).

Echando la vista atrás, me siento muy afortunada porque aunque la vida me ha dado muchas patadas (¿y a quién no?) puedo decir orgullosa que he sentido con cada poro de mi piel todo lo que esta me ofrecía. Las personas que han pasado por ella me han cambiado, incluso aquellas que ahora sobran pero que antes nunca faltaban, enseñándome valiosas lecciones. Estoy agradecida por ello, la verdad.


Pero, con el permiso de mi familia y de mi pareja (aquel junto al que he construido mi vida, quién cada día me da motivos para sonreír), quiero dedicar este día a mis amigas. Gracias a Bea, Mimi, Naty y Lulú por seguirme en mis locuras, aguantar mis tonterías y hacerme inmensamente feliz. A algunas os conozco desde antes de cumplir los 12 y aquí me tenéis hoy, con 28 velas recién inauguradas, preguntándome cómo habéis podido soportarme todos estos años. Ha habido cosas buenas, otras no tanto, pero la mayoría han sido fantabulosas. Espero seguir celebrando mi cumpleaños con vosotras dentro de 16 años y que seamos tan enrolladas como para dejar que nuestras hijas bailen bajo las estrellas, jueguen a oscuritas en una casa perdida y tomen el sol en el tejado.

Y esta canción, tan especcciiiiaaalll, para vosotras.

Terminado Orquídea Blanca. Libro II

Ya está.
Hecho.
Cierro el archivo, guardo y blindo carpeta. La guardo en dos lápices USB por si las moscas. La guardo en el disco duro y en un hosting tan blindado como la puerta de mi casa (mejor, este no se abre ni con una radiografía...).


Clic
El proceso de escritura de una novela es un trabajo muy duro y no creo que nadie que haya pasado por ello se atreva a negarlo. Pero el proceso de una segunda y última parte, sobre todo si tenemos en cuenta un cambio de narrador, es peor aún. No es eso con lo que voy a quedarme de este último año entre teclas, claro que no. La satisfacción de ver tu obra terminada, con su principio, su intringulis y su desenlace, es algo que no tiene precio. Sin embargo, quiero hacer una reflexión por esas parte más complicadas para saber si a vosotros o pasa lo mismo y si tenéis algún truco para salir del atolladero.



  • Cambio de narrador: La primera parte la cuenta Edrick y, a pesar de lo que me había costado al principio, me había acostumbrado. Pero en esta última parte la voz tenía que ser la de Poème (si no lo que había imaginado no podría representarse) y cambiar de registro me costó un triunfo. En su momento, esta chica se hizo un poco a sí misma, a veces pasaba de mí y ale... a campar a sus anchas. Pues no sabéis lo complicado que fue ponerle las cosas claras y obligarla a narrar la historia.
  • Abrir puertas nuevas y ¡cerrarlas todas!: Me gusta presumir (baja modesto, que sube Carmen... lalalala) de que la primera novela no es simplemente introductoria. En ella se abrían líneas de tramas y subtramas donde muchas encontraban un final y otras quedaban abiertas. En esta ocasión esas líneas continuaron, se abrieron otras imprescindibles para el desarrollo de la novela y todas tenían que cerrarse (una cosa es dejar un final abierto y otra no contarle al lector cómo acaban la novela). Esto hizo que hacia la mitad avanzada de la novela me dieran ganas de pegarme contra la pared. Mi libreta de Mafalda suda tinta de luchas entre esquemas, anotaciones y flechas, muchas flechas.... Intentar controlar el argumento y a la vez la narración y su estilo empezó a desquiciarme.
  • Viejos personajes: Sin personajes no hay historia. En esta ocasión la hay, os lo aseguro... He contado más de 30 personajes con voz y voto en esta novela y mis malavarismos no siempre han sido normales. El caos reinó por doquier en cierta ocasión al dar protagonismo a viejos personajes (gentuza de La Comunidad y demás...) y tuve la necesidad de echar el freno para tomar un respiro.
  • Nuevos personajes: ¿Cómo encajar a esta gente en una trama ya saturada de personitas? Necesitaba estas figuras para el desarrollo de la historia, pero lo que en mi cabeza se veía como algo natural me llevó mucho tiempo analizarlo, desgranarlo, plasmarlo en el papel  borrar, borrar y borrar hasta quedar satisfecha con el resultado. Tenía la sensación de que eran vitales para el argumento, pero que los viejos personajes ya iban sobrados sin ellos... 
Y esto solo por mostrar algunos de los puntos que más trabajo me dieron y con los que más tuve que pelear. Os voy a confesar que, aunque intento aplicarme técnicas de escritura inteligentes para administrar mejor el tiempo, no llevé a cabo ninguna.... Mal, muy mal. Porque si hubiera hecho caso de algunos consejos y hubiese realizado esquemas previos (dándoles su merecida importancia) no me habría enfrentado al caos y la locura de momentos en blanco sin los que saber cómo salir del atolladero.  Si lo hubiese hecho mis horas de teclas habrían sido mucho más útiles y sé que me habría ahorrado mucho tiempo (y disgustos conmigo misma). Puede que en una novela única (o en la primera parte) esto me funcionara, pero cuando una trama depende de otra anterior es realmente difícil desarrollarla sin esquemas previos que te recuerden cada detalle y hacia dónde vas. Sin duda, aún me quedan toneladas de conocimientos por aprender y muchos años de práctica para considerarme escritora. 

¿Vosotros qué opinais? ¿Alguna vez os ha pasado algo parecido? ¿Os habéis enfrentado a una segunda parte sin esquemas previos? ¿Cuál es vuestro método? Soy toda ojos ^^

Os recuerdo que en el fanblog hay un concurso activo. Podéis participar con relatos o ilustraciones para incluir en la antología Pinceladas de una Orquídea, ya han empezado a llegar los primeros relatos...

Haz tus sueños realidad


La rueda de la fortuna siempre ayuda, pero hacer tus sueños realidad está en tu mano... Hasta los imposibles. 
¡Feliz fin de semana!

Quantic Love

Empiezo junio con una novela de lo más estival. No solo porque ocurre en verano (o porque ese verano lleno de lluvia me recuerde tanto a mis veranos asturianos), sino porque es una lectura fresca, sencilla y romántica que se lee en un pispás, vamos lo que para mí es una lectura veraniega en toda regla -hoy permitidme las redundancias, anda-.




Título: Quantic Love
Autora: Sonia Fernández-Vidal
Editorial: La Galera
ISBN: 9788424641702
Precio papel: 17,95€
Precio Ebook: No disponible en ebook



Laila, nuestra protagonista, es una chica con las cosas claras. A pesar de que ella tenga sus dudas sobre ello, algo lógico y comprensible, sabe lo que quiere y va a por ello. Ni siquiera le importa dejar su casa y embarcarse en lo desconocido con tal de ser camarera en el CERN y conocer, con sus propios ojos, ese ámbito científico y matemático que tanto le atrae.
Junto a ella iremos descubriendo ese apasionante mundo que, desde mi punto de vista, no hace más que poner a prueba los límites de la realidad. El día a día avanza a zancadas en el CERN y ella absorberá como una esponja todo lo que se le ponga por delante, gracias a su compañera de habitación Angi y a Brian (ese científico misterioso que además de estar como el queso tiene el toque justo de rebeldía)  o incluso a Alexio (un periodista de ascendencia italiana con grandes dotes de cortejo) aprenderá a comprender no solo algunos principios de física cuántica, sino también la lógica de las relaciones interpersonales y la medida del amor.

La historia de Laila, contada por ella misma en su moleskine, es muy entretenida. Me lo pasé en grande leyendo sus idas y venidas, pero lo pasé mejor aún aprendiendo junto a ella esos conceptos de física tan retorcidos que siempre se me dieron tan mal, conociendo los avances y algunas anécdotas de lo más divertidas.

Sin embargo, ni la protagonista, ni su mejor amiga, ni Brian consiguieron llegarme al corazón. Los personajes están bien perfilados, por eso creo que fue culpa mía el no conseguir llegar a ellos. Laila es lista (de las primeras de su promoción), es atractiva (incluso crea un efecto en los hombres -dicho por los propios personajes- que a mí me resultó un tanto... extraño), es casi o tanto más madura que la gente con la que se relaciona (mínimo unos cuatro años mayores, digo yo...), y todo eso, en su conjunto, no me pareció creíble. Si bien, agradecí enormemente el punto álgido de la historia en el que Laila flaquea y se comporta de una forma un poco infantil a la hora de abordar el triángulo amoroso en el que está inmersa; eso me ayudó mucho a identificarla como una persona y no como un personaje. Con su compañera y amiga Angie me pasa algo parecido. Está muy encasillada en el papel de mejor amiga sepsi, lista y sociable a la que la protagonista siempre admira. Y en cuanto a Brian, bueno, me dejó bastante fría.

Pero, a pesar de ello, disfruté de esta historia como una enana. El tema del triángulo es el que ya he leído mil veces, pero contado de esa forma que me encanta, me engancha y que repetiría. La pluma de la autora es completamente adictiva, te lleva de un punto a otro de la novela y sin que te des cuenta has aprendido algo nuevo que no te dejará indiferente. Ojalá algunos profesores aprendiesen de esta autora una nueva forma de enseñar para despertar el interés y no el tedio en sus alumnos.

A tener en cuenta:
  • Se lee en un periquete porque es cortita. Si ocupa tanto es porque la letra es grande y tiene espacios amplios. No te llevará más de cuatro días. 
  • Cada vez que hablaban del acelerador de partículas yo recordaba noticias como esta o esta. Casi me siento culpable, pero ser lectora asidua de El Mundo Today es lo que tiene.
  • Te engancharás a la física y querrás saber más... Y si es a través de la pluma de Sonia, mejor.


Nota: Es absurdo el tiempo que me lleva buscar la información del libro y poner enlaces hacia las distintas páginas. Creo que a partir de ahora mis reseñas irán sin datos ni enlaces, solo la simple portada y nombre del autor (si alguien necesita más información -cosa que dudo- no tengo problema en responder a los comentarios, ya lo sabéis ^^)

La mejor forma...

Cada vez que pienso en echar el cierre a este espacio me lleno de nostalgia antes de haberlo perdido. Os parecerá una estupidez (o no), pero este lugar me ha reportado muy buenos momentos y en cierto sentido me hace sentir bien saber que esta es mi pequeña ventana desde la que lanzar vasos de plástico e hilo al enorme mundo. 

Por eso siempre decido seguir adelante, pero hay momentos en los que esto se convierte en casi una obligación (no porque haga entradas super importantes ni super frecuentes) porque soy una inconstante y eso, queridos lectores, no me gusta. Creo ser de ese tipo de personas que cuando hace una cosa la hace de verdad y no a ratitos, pero estoy viendo que estaba equivocada.

Siempre que vuelvo atrás y pienso qué fue lo que me llevó a abrir este lugar, encuentro que el amor por la escritura siempre lo fue todo. Un lugar donde exponerme, ser leída, leer a otros, conocer, ver, compartir lecturas, consejos, gustos... Y eso es lo que tengo que seguir haciendo de él, sin dejar que mi actividad blogeril robe tiempo a lo que de verdad me hace sentir viva: escribir.

Entremezclando a la persona que creía ser y a la que parece que soy (al menos, por ahora) voy a pasar a publicar  tres días a la semana: martes, jueves y sábados. En ellos garantizo cumplir con la reseña mensual de autor español, al menos una entrada sobre la escritura, traeros información sobre concursos, dejar mis pinceladas y demás tonterías a lo que os tengo acostumbrados.

Por cierto, ¿que os ha parecido la primera lámina que he diseñado? PicMonkey me ha cambiado la vida... Si queréis descargarla, clic.