Últimas horas


Me voy, para volver por supuesto, pero me voy. Me espera un largo viaje, más por las horas de aeropuerto que por el transporte, antes de llegar a mi destino. Me espera un día de lágrimas pero lleno de alegría por los que me quieren y me desean lo mejor. Ellos vendrán conmigo siempre. Mis disculpas a todos aquellos a los que no pude escribir a tiempo, por suerte internet llega a todas partes y esos correos pendientes llegarán en los días venideros.  No sé cuál será el futuro del blog, pero ahora mismo necesito tiempo para encontrar mi lugar. Un abrazo, una sonrisa y un beso para todos los escondidos.

Lecturas: El club de los corazones solitarios

¿Cómo que no...? ¿Que no qué?¿Que no conocéis esta novela? Pues no os creo, porque hace unos cuantos meses dio mucho que hablar. Se trataba de una pequeña rebelión dentro de la literatura juvenil que, siendo realista, no hablaba de drogas y que, hablando de amor, no es romántica (o al menos, si el romance ocurre es casi sin querer). Mejor seguid leyendo y os explico tranquilamente: 





Título: El club de los corazones solitarios.
Editorial: Alfaguara.
ISBN:9788420405803
Precio papel: 15.50
Precio ebook:10.99





Penny Lane ha tenido una mala experiencia amorosa. Tras una relación con el que suponía que sería su alma gemela (hijo de un amigo de sus padres, con el que llevaba coqueteando probablemente desde antes de tener uso de razón y que tenía esa pinta de príncipe azul irresistible que, por desgracia, terminó por convertirse en rana) decide decir NO al amor en lo que le queda de instituto. ¿Por qué? Bueno sus razones están más que justificadas en el contexto que la rodea, pues no son más que una distracción completamente innecesaria que no aporta más que disgustos. Y hasta que a los tipos más guapetes no se les quiten los granos, se les estabilice la testosterona o maduren (lo que sea más rápido)  ella no tiene pensado acercarse a ellos. Pero como ocurre con muchas de las decisiones que tomamos, por muy pequeñas que parezcan, nunca nos imaginamos las consecuencias que pueden llegar a tener. Y así, el NO al amor de Penny Lane despierta un huracán como solo el aleteo de una mariposa sería capaz de hacer.
Además de un nombre peculiar (pues sus padres son unos apasionados fans de los Beatles que bautizaron a sus tres hijas con nombres de sus canciones), Penny tiene una forma de ser llamativa. Es una chica normal, pero sus principios son tan grandes que es capaz de arrastrar a una marea de chicas, cuyas opiniones son similares, tras ella. Así, El Club de los corazones solitarios que había empezado por un solo miembro termina por convertirse en un fenómeno social en su mundo (vamos, en su instituto que para el caso y a esas edades americanas, el instituto es todo su mundo). Y en el transcurso de esta historia veremos como se forjan nuevas amistades, se recuperan otras y van evolucionando al compás de la música del cuarteto de Liverpool.

Leí esta novela en un pispás (creo que en cuatro cafés) porque me enganchó con su sencillez desde un primer momento. No es la historia del año (bueno, del año pasado), ni la revelación del siglo en la literatura juvenil, pero sí que es una historia entretenida con la que he disfrutado. Sus personajes están muy trabajados y Penny ha sabido mantenerse como una perfecta protagonista de personalidad fuerte y emociones volubles que me ha encantado. ¿Lo mejor? Las relaciones que mantienen entre las chicas del club. Poco a poco, ves como se van afianzando unos lazos que solo la verdadera amistad es capaz de formar. Y aunque los principios del club a veces son un poco complicados de mantener, ellas siguen apoyándose mutuamente y superando los pequeños roces que pueden surgir en base al cariño. Sé que puede sonar muy ideal todo lo que os estoy contando, pero no es tal cosa. Lo mejor de todo es descubrir que no es oro todo lo que reluce, pero que al menos es bronce y como tal es tan auténtico como la vida misma. A pequeñas distancias me recordó a Now and Then, por los lazos de amistad entre las chicas,  y a grandes distancias a La Ola, por la estabilidad de un grupo consolidado en base a un líder que ni siquiera se propone serlo. Eso sí, salvando los millones de años luz de distancia que separan estas dos películas de la novela (soy terrible con las comparaciones, ni siquiera sé por qué lo intento).

Simplemente quiero convenceros de que dediquéis dos tardes a darle una oportunidad porque, sin más intención de ser lo que es, este libro lo merece. Al cerrar sus páginas no te sentirás diferente, pero con el tiempo recordarás la historia con cariño y alguna sonrisa, y eso sí que merece la pena.

A tener en cuenta:
  • El nombre del club es en honor a un disco de los Beatles, al igual que cada capítulo cuyo título pertenece a una canción.
  • En la web de la autora podéis leer su blog y estoy segura de que os caerá tan bien como a mí cuando veáis su "pequeño accidente" con Peeta de LJDH. Es una auténtica fan.
  • ¿Habrá película? Ni idea. Después de una gran cantidad de información contradictoria, yo me quedo con esto IMDB.

A problemas complicados, soluciones inexactas

Tras una parada descomunal en la que he intentando hacer de este un rincón más sencillo con cuatro pequeños (pero agentes principales de un enorme dolor de cabeza) cambios, vuelvo para dejar mis primeras palabras de septiembre.

Este fin de semana ha sido uno de los más emotivos de mi vida. Se han celebrado unos cambios entre los míos que me han hecho recordar eso que no se me olvida nunca y que con su cercanía se me olvida menos aún: Me voy.  Es fácil decirlo, ¿no? No soy la primera persona que lo hace y no seré la última, además no me voy sola. Pero me voy. Y para una persona tan familiar, tan de los suyos como yo lo soy, se hace un poco cuesta arriba esto de despedirse. 

Tenía una profesora de matemáticas que solía decirme que los problemas nunca eran algo difícil si no complicado y que siempre, siempre, tenían  una solución exacta. Mi pareja y yo tenemos un problema que veíamos realmente imposible de solucionar, un problema que tienen la mayor parte de los no-tan-jóvenes españoles a los que han preparado para vivir en una sociedad que ya no existe. Le echamos imaginación y ganas al asunto, pero todo aquello emprendido (bien sea por nuestra mala suerte o, como él dice, porque hemos gastado toda la suerte de la que disponíamos en encontrarnos el uno al otro) nunca ha salido como esperábamos. Así que haciendo caso omiso a mi profesora de matemáticas, me veo obligada a forzar una solución inexacta para acabar con este problema.

Estoy algo melancólica, pero más ilusionada aún con esta aventura. Porque mi corazón vendrá conmigo, porque tenemos más que ganar que perder y porque no quiero que llegue un momento en mi vida en el que me arrepienta de lo que pude haber hecho y no me atreví a hacer. 

La sociedad en la que vivimos no es la misma para la que aquella profesora de matemáticas me preparaba. Tenemos que atrevernos a jugar con la inexactitud para salir de los problemas, una inexactitud de la que saldré perdiendo el día a  día con los que quiero y ganando lo inesperado que pueda enriquecer un poco más a esta persona normal hasta la médula, escritora novel, estudiante experimentada, aprendiz de amiga, una de los suyos y exclusiva de alguien.